El atractivo de este particular efecto ha significado un aumento considerable de visitantes que llegan al Parque Nacional entre el 13 y 27 de febrero de cada año. Se trata de un fenómeno natural, cuya caída de agua se aprecia en el borde oriental de El Capitán durante los meses de invierno, pero que durante las dos últimas semanas de febrero, ésta se ilumina con el reflejo del sol y adquiere un aspecto como si fuera lava volcánica.