Arturo Ojeda, psicólogo especialista en traumas, explica que generalmente las personas que presencian un evento como una balacera o la muerte de alguien en ese tipo de circunstancias tienden a sufrir de ansiedad, pánico, insomnio, depresión, pérdida de apetito o ganas de comer descontroladamente. Una de las recomendaciones de Ojeda a los afectados es expresar sus sentimientos de la manera más abierta posible con familiares o seres queridos.