Según expertos, dormir pocas horas puede afectar los niveles de glucosa en el cuerpo e impactar el apetito. Los especialistas aseguran que las personas que no duermen bien permanecen cansadas, por lo cual tampoco hacen ejercicio y aumentan las ganas de comer. Trasnochar constantemente también es un factor relevante que podría influir en la aparición de la enfermedad.