Todo comenzó con una llamada telefónica en la que solicitaban a la policía debido a un hombre que quería, supuestamente, suicidarse. Cuando los agentes llegaron a la casa, intentaron calmar al sujeto que estaba actuando de manera errática y estaba totalmente bañado en gasolina. Al ver que el sujeto tenía un recipiente con combustible y un encendedor, los agentes sacaron su pistola paralizante. Enseguida, el hombre se incendió.