Amortiguadores, rines, radiadores y tubos de escape, entre otros, ya no van a la basura, pues este hombre las convierte en obras de arte. Francisco asegura que no ha tomado clases para estas creaciones y todo ha sido producto de su imaginación, creatividad y pasión. Los desechos automotrices toman vida en un popular taller mecánico localizado en el suburbio de Des Plaines.