Dallas, Tx- Perla Sánchez y Dolores Díaz, ambas enfermeras del Hospital Parkland se vacunaron el martes cuando el cargamento arribó.
Enfermeras cuentan su experiencia tras vacunarse contra el Coronavirus
Una de ellas presentó síntomas, pero dice que no son distintos a los de cualquier otra vacuna.

“Yo siempre sabía que cuando saliera la vacuna yo quería vacunarme” dice Perla.
Para ella siempre estuvo muy claro, es enfermera en la unidad de COVID del Hospital y por seis meses, para proteger a su familia, tuvo que mudarse a su garage que habilitó como su nuevo hogar.
“Tenía muy poco contacto con ellos, pero era lo que tenía que hacer para poder seguir haciendo mi trabajo en el hospital” asegura.
En el cumpleaños de su hija, sólo estuvo 30 minutos con ella con guantes y mascarilla. Su profesión así lo exigía.
“Gracias a Dios no tuve ningún efecto secundario” cuenta Perla, más allá dice del dolor en el brazo por la pinchada.
Ella dice se siente bien y esta lista para su segunda dosis en enero.
Cuenta que después de ver a tanta gente sufrir, la vacuna es luz y esperanza, porque recuerda momentos muy duros.
“Escuché la voz de una niña que se despedía de su mamá, le decía que se iba con Dios y no la volvería a ver y al mismo tiempo que yo estaba tratando de concentrarme en mi trabajo, las lágrimas rodaban” cuenta con tristeza.
Pero para Dolores, la experiencia fue distinta. Ella sí tuvo síntomas.
“Me dio dolor de cabeza y para las 8 o 9 esa niche sentí que me dolía mucho el cuerpo” asegura.
Dice que tomo ibuprofeno y al día siguiente, todo había pasado.
Para ella vacunarse era servir de ejemplo a sus enfermeras en la Unidad de Desamparados del Hospital Parkland, y allí dice le tocó aclarar varias dudas.
“Una enfermera me pregunto: ¿Ya te creció la otra mano? ¿La tercera mano? Y le dije no hagas chistes así, porque la gente está escuchando” relata.
Dolores cree que hay mucha desinformación y la gente debe preguntar si tiene dudas.
“No voy a decirte que hagas esto, pero sí te digo que te eduques, te informes y luego tomes ala decisión” señala.
Para ella ha sido un año muy difícil, su esposo murió hace casi seis meses y él temía que ella se contagiara y muriera por el virus, porque Dolores también trabaja haciendo pruebas de Coronavirus.
“Yo quiero decirle a mi esposo: it’s ok honey, ya me voy a proteger con la vacuna y vamos a estar bien, no tienes que tener miedo. Pero no puedo” dice entre lágrimas.
Ambas tienen pautada la segunda dosis en 5 de enero y aunque les han dicho que los efectos secundarios son más fuertes allí, ambos será an más seguras que nunca de continuar.
Las enfermeras nos contaron que podrán tener la noche de Navidad libre y esperan poder estar juntos a sus familiares, pero manteniendo distancia y cuidándose, porque será cuando se apliquen la segunda dosis que realmente comienzan a desarrollar los anticuerpos.

