Despiden a un querido hombre sin techo con misa en una iglesia de Ravenswood

La comunidad de la Iglesia de Santa María del Lago y Nuestra Señora de Lourdes de París despidió trabajó duro para recuperar el cuerpo de Teodoro y darle sepultura.

Video Invitan a una misa contra la violencia en Brighton Park

Teodoro Quintana, un querido hombre sin hogar que vivía en un callejón de la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes fue despedido con una misa por residentes y fieles que lo conocían.

Teodoro era un hombre de origen cubano que llegó a Estados Unidos tras la Revolución y que, desde su llegada, vivió en las calles primero de Miami y luego de Chicago.

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En la Ciudad de los Vientos, hizo del norte de la Ciudad su vecindario, arropado por los residentes y la comunidad religiosa, encabezada por el padre Manuel Dorantes.

“Primero vivía en las graditas de la escuela, del colegio de la parroquia, y luego se mudó aquí al alley, en la parte de atrás de la iglesia, donde falleció”, explicó el padre Dorantes a Noticias Univisión Chicago.

Teodoro murió de causas naturales a finales de mayo y, dado que no tenía familiares en Chicago, la comunidad de la iglesia se organizó para reclamar su cuerpo y poder sepultarlo.

Fue este sábado, luego de una vigilia, cuando se llevó una misa de cuerpo presente para Teodoro, quien después fue llevado al cementerio Maryhill, en Niles, donde descansará.

Durante la misa, personas que lo conocían expresaron algunas palabras en memoria de Teodoro, quien estiman que tenía entre 65 y 67 años, sin que lo sepan con certeza.

Antes de partir, una flautista interpretó Guantanamera la melodía con la que recordaba su patria y que no perdía oportunidad de escuchar.

Antes de ser llevado al cementerio, una flautista interpretó Guantanamera par despedir a Teodoro Quintana.
Antes de ser llevado al cementerio, una flautista interpretó Guantanamera par despedir a Teodoro Quintana.


“Recuerdo que una vez me dijo: yo nada más quiero que bajes las ventanas a tu coche y le subas a todo volumen a Guantamanera para recordarme de mi Cuba”, señaló Dorantes con una sonrisa.

En muchas ocasiones la comunidad intentó darle un hogar a Teodoro y hasta lo conectaron con organizaciones de beneficencia; sin embargo, respetaron su decisión de vivir en las calles.

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“Él me dijo: ‘Padre, he estado más de 20 años. No quiero vivir en un apartamento. Y parte de la dignidad del ser humano es también respetar la voluntad de la persona”, señaló Dorantes.

Tardaron poco más de un mes en reclamar el cuerpo de Teodoro


El proceso para recuperar el cuerpo de Teodoro Quintana y poder sepultarlo no fue sencillo, recuerda el padre Manuel Dorantes.

Dado que Teodoro no contaba con familiares en Chicago, la parroquia trabajó con la Policía local, el concejal del distrito y hasta con el forense para poder reclamarlo y darle una despedida.

“Fue un proceso bastante largo porque las autoridades no entregan un cuerpo a alguien que no sea un familiar. No teníamos una orden de él autorizándonos a nosotros”, señaló Dorantes.

“Me parece que esperaron casi un mes para ver si alguien iba a reclamar el cuerpo y después de todo ese proceso y mucho papeleo nos otorgaron el cuerpo a nosotros”.

Finalmente, la comunidad pudo dar un último adiós a Teodoro, sepultado en un ataúd blanco que fue donado por la funeraria Ocwieja-Robles.

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