Chicago enfrenta un déficit de más de $900 millones para el próximo año fiscal, lo que ha suscitado preocupaciones, y una de las dudas es cómo el municipio va a ajustar esas cifras. El total proyectado es producto del aumento en los gastos de la fuerza laboral y la baja de recaudación de impuestos corporativos estatales, entre otros. Según expertos, las posibles soluciones son pocas; el alcalde Brandon Johnson no descarta, de momento, opciones que podrían afectar el bolsillo de la comunidad.