Los concejales de Chicago autorizaron a la junta de policías escuchar apelaciones para eliminar nombres de la base de datos de pandillas de la ciudad, en la cual el 95% son afroamericanos y latinos. Esta lista estuvo en el centro de la controversia luego de que la Oficina del Inspector General concluyera que la información era inexacta y afirmara que se encontraron algunos errores.