Cientos de manifestantes se volcaron a las calles de la ciudad para reclamar por un salario mínimo de 15 dólares por hora, mejores condiciones laborales para los inmigrantes y para sentar su voz de apoyo a los beneficiarios de DACA ante una posible cancelación del programa. Los trabajadores aseguran que el costo de vida se ha incrementado y que lo que devengan no alcanza para cubrir sus necesidades.