TUCSON, Arizona – La constante muerte de inmigrantes que ven frustrado su sueño de hacer una vida en Estados Unidos ha dejado huella en las morgues de los condados fronterizos de Arizona.
La sombra de la muerte en la frontera entre México y Estados Unidos impacta las morgues en Arizona
Cifras del grupo Fronteras Compasivas indican que de enero pasado a finales de agosto han muerto en la frontera de Arizona 126 inmigrantes; el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) indica que, en el presente año fiscal, han sido contabilizadas al menos 750 muertes de inmigrantes sin papeles en la frontera.
La sombra de la muerte de inmigrantes en la frontera deja efectos en las morgues
Cifras del grupo Fronteras Compasivas indican que de enero pasado a finales de agosto han muerto en la frontera del estado 126 inmigrantes.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) indica que, en el presente año fiscal, a terminar en septiembre 30, han sido contabilizadas al menos 750 muertes de inmigrantes sin papeles en la frontera de Estados Unidos y México, cifra que representa un récord al compararla con los 557 decesos del año fiscal 2021.
Buena parte de las personas que mueren en la frontera llegan a la morgue del condado de Pima.
“Contamos adicionalmente con cuatro contenedores que se encuentran afuera. Cada uno tiene una capacidad para 80 cuerpos. En este momento uno de ellos ya se encuentra a su máxima capacidad”, cita la agencia EFE a Gene Hernández, investigador de la Oficina del Médico Forense de ese condado.
Solo cuatro meses
En esa morgue, indica el medio, los cuerpos que hay mayormente son personas sin identificar; apenas se sabe la fecha del hallazgo, las coordenadas del sitio donde se le encontró y si la persona era hombre o mujer.
Los restos, que por las condiciones del desierto de Arizona suelen llegar en muy mal estado, son sometidos a un largo proceso de identificación que prolonga la agonía de las familias en busca de sus seres queridos.
Lo que es peor: la falta de espacio permite solo conservar cuerpos en los congeladores por un periodo de cuatro meses. Después de eso, los cadáveres deben ser cremados y de ellos solo se conserva un pedazo de hueso, por si en un futuro se requiriera que se sometan a una prueba de ADN para ser identificados.
A veces, entre las pertenencias de las víctimas, se encuentran identificaciones o documentos que, sin embargo, no dan garantía de que correspondan a los cuerpos.
También se ha encontrado junto a ellos otro tipo de pertenencias, que son almacenadas en la misma oficina: fotografías, joyas, teléfonos celulares, objetos religiosos, entre otros.










