Según los científicos, ¿cuánta sal necesitamos consumir realmente?

Al final, qué debemos hacer ¿reducir, mantener igual o aumentar el consumo de sal? La polémica no cesa.

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El eterno debate sobre el consumo adecuado de sal

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En el pasado, los científicos favorables a la teoría creacionista de la vida mencionaban a los evolucionistas solo para burlarse de ellos. Los partidarios de la teoría de que el universo se creó por el Big Bang citaban en sus artículos solo a las figuras que apoyaban esa posición, hoy casi consensuada por la ciencia.

Esa tendencia tan humana de enaltecer a nuestros partidarios, mientras intentamos mantener ocultos o ridiculizar a nuestros oponentes, al parecer también ha tenido mucho que ver con el debate sobre el adecuado consumo de sal. Un reciente estudio de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia añade más leña al fuego.

De lo soso a lo salado

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El organismo necesita sodio (Na), incluso para hacer algunas cosas que nos desagradan. Los canales de sodio de las células son los responsables de la transmisión del dolor. El cuerpo también necesita sodio para mantener la hidratación celular, nivelar el pH de la sangre y ayudar a la relajación muscular.

El cloruro de sodio es salado por el cloro (Cl), que representa un 60 % del peso total. Pero el organismo es una compleja máquina bioquímica que igualmente necesita cloro. Por ejemplo, sin suficiente cloro no podríamos digerir los alimentos por carecer de la materia prima para elaborar los ácidos gástricos.

Hay acuerdo en que el actual consumo promedio de sal, en torno a 10 gramos diarios por persona, es excesivo. Las discrepancias comienzan cuando se trata de establecer el nivel que sería apropiado.

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¿Cuánta sal necesitamos consumir?

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La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo de sal en torno a 5 gramos por persona por día para controlar la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares sin hacer demasiado soso el acto de comer.

Uno de los problemas es que podemos controlar directamente la sal que ponemos a los alimentos en nuestra cocina, pero no cuando comemos fuera o compramos los alimentos preempacados. Esos 5 gramos incluyen los aportes de la comida casera, comida para llevar, antojos e idas al restaurante.

Pero ¿por qué 5 y no 7, protestan algunos? ¿En verdad tengo obligatoriamente que privarme de mi ración semanal de papas fritas? Además, todos los seres humanos no somos iguales. Tenemos diferencias de metabolismo. Quizá 5 gramos es mucho para ciertas personas pero está bien para otras.

Entre tanto, parte de la comunidad científica piensa que a la discusión le falta objetividad, ya que a veces la cosa parece una disputa entre dos partidos políticos, los amigos y los enemigos de la sal.

Nada extraño entre seres humanos. Pero sería muy bueno que pudiéramos ponernos de acuerdo sobre algo tan importante para la salud y para el placer de comer.