Según este estudio, todos los latinoamericanos con canas o calvicie están unidos por 10 genes

Canosos, calvos y unicejos formamos una enorme familia regional. Una investigación descubrió que los latinoamericanos que estamos hermanados por esas condiciones compartimos una decena de genes.

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Grandes y pequeñas familias

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El proyecto Genoma Humano ha establecido que los seres humanos tenemos unos 20 500 genes, de los cuales compartimos el 99 %. En el 1 % restante, cerca de 200 genes, están nuestras diferencias biológicas.

Unicejos, calvos y canosos estamos unidos por solo 10 genes, al menos en Latinoamérica, tal como acaba de establecer un interesante estudio de la Universidad College de Londres.

En el estudio participaron 6600 voluntarios, incluyendo hombres y mujeres con frondosas cabelleras, semicalvos, calvos totales, canosos, entrecanos y unicejos de México, Colombia, Perú, Chile y Brasil, a través de universidades de la región que colaboraron con la institución inglesa.

Reconstrucción de criminales

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Malas noticias para los delincuentes. A partir de ahora, cuando se recolecte ADN en la escena de un crimen, con esa muestra podrá hacerse una reconstrucción más precisa de la apariencia que podría tener un criminal, por lo menos en lo que concierne a cabello, barba, bigote y cejas.

Si el análisis dice que el sospechoso es calvo como una bola de billar, si no toma la precaución de usar una peluca, podría ser identificado más fácilmente.

De todas formas, para las personas pacíficas y cumplidoras de la ley, las variaciones en el gen EDAR indicarán sí son lampiños o de barba rala o poblada, el gen PRSS53 informará sobre qué tan liso o rizado tienen el pelo y el gen PAX3 delatará a los unicejos.

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¡No más tintes para el pelo!

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Las damas y caballeros de Latinoamérica que gastan buenas sumas en tinturas y salones para colorear las canas, quizá pronto dispongan de una ayuda distinta a los colorantes artificiales.  

Se ha sabido que el gen IRF4 es el responsable por el encanecimiento del pelo. Este gen tiene la llave para la producción de melanina, el pigmento que otorga la coloración al pelo, la piel y los ojos.

La escasez de melanina es sinónimo de canas. Quizá pronto esté en el mercado una diana farmacológica que estimule la producción de este compuesto en los folículos capilares.

Todavía no sabemos si será más barato que pintarse el pelo, pero parece más cómodo. Otra interrogante que abre el gen IRF4 es qué tanto podría estar vinculado, no ya al encanecimiento, sino al envejecimiento. Un tema que podría dar mucho más de que hablar que las canas.