Bien, llegamos a la ciudad de Córdoba, Argentina (con escla ineludible en Buenos Aires) y una vez allí nos trasladamos al noroeste de la provincia, tomamos la ruta nacional número 38 y desviándonos unos 10 kilómetros de ella, llegaremos a una pequeña villa escondida en las bellísimas sierras de Córdoba: San Marcos Sierra.
San Marcos: hippies, miel y la sierra.

Esta encantadora villa nos llamará la atención en un comienzo por lo singular de su población. Muchos habitantes de San Marcos Sierras son personas que han decidido dejar el estrés y la locura de las grandes ciudades para encotrar paz y tranquilidad y aislarse del trajín del mundo actual. Desde los años setenta una importante comunidad hippie de artesanos se ha ido adueñando de las calles y de las casas de la villa, dandole a la misma, un aire pintoresco y acogedor.
Caminar por las calles, ver las casitas de formas y colores originales y desmocar en la plaza, centro de la tranquila vida del pueblo, es un paseo encantador. Una gran cantidad de personas se dedican a la producción de miel en la zona. Por esto, este producto esta en casi cualquier lugar que visitemos y no podemos dejar de probarlo. También tendremos la opción, si nos acercamos a los pueblerinos, de conocer más sobre la elaboración de la miel y sus procesos.

Para quienes busca algo de aventura, San Marcos Sierras tiene en sus alrededores varios puntos interesantes que recorrer. El senderismo y las cabalgatas nos llevarán a lugares magníficos entre las sierras y la vegetación, y por los ríos podremos practicar canotaje o nadar. Los espacios abiertos son muy seguros y no tendremos problemas si andamos solos, aunque consejos de los locales nunca deben ser desoídos.

De vuelta en la villa, los paseos obligados al museo hippie y a los bares del centro para comer y beber algo. Si buscan elaboración y fineza en la presntación de los platos no la encotrarán. En cambio, si hayarán deliciosa comida casera muy buena y muy cuidada.
A la hora de alojarnos, la pequeña villa tiene cabañas, hoteles pequeños, albergues y un camping a las afueras, sobre el parque a orillas del río Quilpo, otro lugar muy bello sin dudas. Los precios son bastante razonables tanto a la hora de comer como a la hora de buscar dónde pasar las noches.
Esta villa que guarda su aire agreste y artísitico y en la cual resuenan canciones de Bob Dylan, Marley o del rock argentino es una verdadera joya, un secreto de la provincia de Córdoba muy bien guardado. Una vez que lo conozcamos quedaremos hipnotizados por su gente y su atmósfera que atrae al visitante pero que a la vez quiere mantenerse al margen de los centros turísticos. Un lugar dónde la miel, la paz y el silencio se cruzan con los recuerdos de unos años dónde todo era libertad del espíritu.

¿Más información? Busca en www.cordobaturismo.gov.ar







