Sakena Yacoobi: la mujer que arriesgó su vida por su fe en la educación

La Dra. Sakena Yacoobi creció en Afganistán viendo cómo las mujeres sufrían y cómo las comunidades carecían de una buena educación como consecuencia de décadas de guerras y enfrentamientos.

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Pero Sakena no se estancó en la contemplación. Su visión crítica y su preocupación por la realidad afgana la llevaron a fundar el Instituto Afgano de Aprendizaje, en 1995, que trabaja para reconstruir a su país. Además, ha creado cuatro escuelas privadas, un hospital y una estación de radio y es la vicepresidenta de la organización Creating Hope International.

El poder de la educación

Al verse imposibilitada de asistir a la universidad en su país, Yacoobi viajó a Estados Unidos y obtuvo varios títulos como una licenciatura en ciencia biológicas y una maestría en salud pública. Pero se sentía incompleta. Así que decidió regresar a Pakistán.

Una vez en su país, lo primero que hizo fue trabajar en los campamentos de refugiados en 1992, en los que vio a cientos de jóvenes afganos imposibilitados de asistir a la escuela.

Consciente del poder que le había brindado la educación, decidió centrarse en esa problemática. Comenzó a entrenar a los maestros en los campamentos y abrió sus propias escuelas para los refugiados.

Una educación secreta frente el régimen talibán

Desde que comenzó con su misión de empoderar a las mujeres y combatir la falta de educación, Yacoobi ha concretado grandes desafíos. En concreto, su organización comenzó a apoyar escuelas secretas para niñas mientras el país estaba bajo control talibán.

Crear estas escuelas secretas fue un acto de peligrosa valentía, en un contexto en el que muchas personas estaban siendo asesinadas y las mujeres no tenían permitido salir de su casa, y mucho menos asistir a la escuela. Sin embargo, fueron tantas las solicitudes de los afganos que deseaban una mejor educación, que apostó al proyecto y encontró lugares seguros para las escuelas.

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Con el trabajo de Yacoobi y su organización, se crearon 80 escuelas que permitieron educar a más de 3000 estudiantes y no cerraron sus puertas por las amenazas de los talibanes que trataban de impedir que siguiera educando a la población.

Cambiando la realidad de los afganos

En 2002 y con la caída de los talibanes, la organización comenzó a operar abiertamente en el país. Sus programas se enfocan en la educación y capacitación de maestros así como capacitación en salud y asistencia legal. También operan 43 centros de aprendizajes de mujeres, donde aprenden sobre asistencia médica y participación política, entre otras materias.

Asimismo, junto al Fondo Mundial para la Mujer, Yacoobi y su organización pudieron lanzar una emisora de radio con el objetivo de difundir programas educativos sobre derechos humanos de las mujeres y atención médica básica.

Hoy en día, la organización alcanza a cerca de 400 000 personas al año ─más del 70% son mujeres y niñas─.

Mujeres como Sakena Yacoobi nos enseñan que el cambio es posible y que con coraje, valentía y esfuerzo sí que se puede cambiar el mundo.