Riga, la metrópoli del Mar Báltico.
A Riga, capital de Letonia, se puede llegar por avión, por barco y por la carretera. Esta última opción es la mejor si se quiere apreciar los hermosos paisajes que nos regala el país, con cerros cubiertos por bosques y lagos helados conectados por numerosos ríos con el Mar Báltico que todo lo domina. Las rutas por lo general están en buen estado.
Una vez que llegamos a Riga, ciudad de alrededor un millón de habitantes todo nos sorprende. Esta ciudad ha mantenido el encanto del romántico siglo XIX en su arquitectura y ha sorteado con éxito la ocupación Soviética. El aire de ciudad aristocrática y bien cuidada nos regala un ambiente de fineza y brillo al mejor estilo de Paris, pero algo menos grandilocuente claro está.
La mezcla de idiomas (se habla Letón, que es el idioma oficial, ruso y polaco) aporta un ambiente ciertamente cosmopolita. Recorrer las calles en busca de monumentos y edificios es un de los mejores paseos en esta ciudad. Para esto lo mejor es caminar pues todo esta bastante cerca, aunque de todas formas siempre tenemos la opción del transporte público que funciona correctamente y es barato.
En busca de monumentos y arquitectura no podemos perdernos de visitar las iglesias de San Pedro, de San Juan, la iglesia Luterana de Doms y la Iglesia Ortodoxa. También hay más de un monumento enclavado en plazas que funcionan como jardines interiores de la ciudad y calles limpias y ordenadas. También tenemos el castillo y residencia del presidente de Letonia y la Casa de las Cabezas Negras antiguo centro de reunión de los mercaderes de los mares del norte. Por último, visitar el Museo de la Ocupación es una muy buena opción. Si bien, el edificio es más bien feo (de los pocos que prueban los años de ocupación soviética) dentro de él podremos hacer un paseo por la historia del siglo pasado de esta pequeña nación. La entrada es una simple donación.
A la hora de comer podemos hacerlo en alguna taberna de la ciudad o en algún restaurante. A pesar de ser una ciudad con mucha influencia marítima, los pescados no son el fuerte de su cocina típica o por lo menos dejan mucho que desear. Las bebidas fuertes se nos harán imprescindibles durante los fríos del invierno, y en este rubro Riga no nos decepcionará.
Si vamos a pasar unos cuantos días en la ciudad es bueno hacer un pequeño viaje hasta algunas playas de la costa. Los paisajes son muy bellos y en verano hasta podemos disfrutar de un baño en el mar (uno más bien corto porque lo encontrarán helado) Este paseo es mejor hacerlo en auto e ir dejándose llevar por los casi 500 kilómetros de costas.
Y aquí van algunos consejos prácticos para quien visita Riga. Si buscan un camping, hay uno bastante bueno y económico en la ciudad pero tengan en cuenta que no tiene sombras por lo que el sol en el verano los despertará temprano. A la hora de hacer cambio de moneda lo mejor es ir a un banco y evitar las casas cambiarias. Si les hablan de un paseo por el río, la verdad es que es una hora de bastante aburrimiento pues no hay mucho para ver. Riga debe ser visitada durante el verano o a lo sumo en la primavera, pero el invierno la transforma en una ciudad helada dónde salir a la calle es todo un sacrificio por las bajísimas temperaturas. Y no se fíen de un día de sol porque las lluvias legan tan rápido como se van, llevar una campera impermeable en la mochila es una excelente opción.
Riga tiene el encanto de la ciudad que fue cuna de mercaderes y artistas y que conserva en sus calles el romanticismo del siglo XIX mezclado con lo cosmopolita de una metrópoli en el mar Báltico.