¿Qué tan lejos estamos de que la primavera comience en febrero y en agosto?

La primavera siempre ha comenzado en marzo en el hemisferio norte y en septiembre en el hemisferio sur.  Pero eso podría cambiar; de hecho ya se está produciendo un cambio en ese sentido. El brote de las hojas en los bosques continentales europeos, característico del inicio de la primavera, se ha adelantado 7 días en los últimos 35 años. ¿Ves por qué no es descabellado hablar de posibles climas primaverales en febrero y en agosto?

Una trastada más del calentamiento global

Tendemos a quejarnos más del calentamiento global en verano, porque es en esa estación en la que el calor ocasiona más molestias. Pero la subida de temperatura del planeta es un fenómeno de todo el año. Casi no lo notamos en el cuerpo, mucho menos con tantos abrigos y ambientes climatizados, pero los inviernos están siendo menos helados y las primaveras y otoños menos fríos o más calientitos. Con más calor en el ambiente, las plantas están decidiendo que es hora de emitir sus follajes unos días antes a lo que solían en el pasado. Los datos han sido aportados por el Proyecto Fenológico de la Unión Europea, que monitorea el acontecer biológico estacional en el continente.

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¿Un problema astronómico en puertas?

La primavera formal comienza en los equinoccios, los dos días del año en los que el Sol se encuentra en el mismo plano del ecuador de la Tierra y los días y las noches tienen aproximadamente la misma duración. Esos días son el 20 o 21 de marzo en el hemisferio norte y el 22 o 23 de septiembre en el sur. La primavera termina con los solsticios, que son los dos momentos del año en los que el sol alcanza su mayor declinación respecto al ecuador terrestre.

A menos que el calentamiento global sea capaz, entre tantas cosas, de modificar la posición de la Tierra con respecto al Sol, cosa que dudamos, nos vamos a enfrentar a un pequeño problema. Si continúa la tendencia en el adelantamiento de los brotes, la primavera de hecho (prima significa «primer» y  vera «verdor») podría terminar por ignorar los designios del sistema solar, afectando en un efecto dominó a todas las estaciones. Un verdadero caos en puertas.

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Desechar el follaje es un acto muy inteligente

En las zonas con 4 estaciones, los árboles desechan el follaje cuando detectan que no habrá sol suficiente para mantenerlo por algunos meses y los brotes comienzan tan pronto las plantas sospechan que habrá sol para rato. Un delicado equilibrio que corre el riesgo de alterarse gravemente, de continuar el calentamiento global «metiendo sus narices» en el asunto.

Cerremos al menos con una buena noticia ¡quizá tengamos que adelantar las vacaciones de verano!