Oliver Sacks recibió la noticia en enero: tenía cáncer terminal. Casi una década antes, había padecido un melanoma ocular y, a pesar de tener las estadísticas a su favor, los médicos ahora le comunicaban que el cáncer había hecho metástasis y ocupaba gran parte de su hígado.
¿Qué se siente saber que se está por morir? La crónica de Oliver Sacks

A los 82 años, y 8 meses después de recibir la noticia, Sacks falleció en su casa, rodeado por su familia y amigos. Cómo médico, Sacks había comprendido inmediatamente la seriedad de su pronóstico y su reacción fue hacer lo que mejor sabía hacer: escribir.
¿Quién era Oliver Sacks?

Oliver Sacks nació en Londres en 1933 y siguió los pasos de sus padres, una cirujana y un médico general, para estudiar medicina en Oxford y formarse como neurólogo.
Pero Sacks no solo se dedicó a tratar pacientes con trastornos neurológicos peculiares, también se dedicó a escribir sobre ellos, a comunicar sus historias y a la vez ayudarnos a entender lo que sucede en nuestros cerebros.
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Sus textos muestran una gran empatía con sus pacientes y lograron acercar el complicado mundo de la neurología al público general. Su segundo libro, Despertares, inspiró una película del mismo nombre protagonizada por Robert De Niro y Robin Williams.
«No puedo pretender que no tengo miedo»

En febrero de este año, tan solo un mes después de enterarse de su pronóstico, Sacks escribió un artículo para el New York Times titulado « Mi propia vida», en el que hablaba de sus emociones tras ser diagnosticado con esta enfermedad.
«No puedo pretender que no tengo miedo», escribió, «pero mi emoción predominante es la gratitud. Me han dado mucho y he devuelto algo; he leído y viajado y pensado y escrito».
También describió la forma en que la noticia cambió su visión del mundo:
«Siento una claridad de concentración y perspectiva repentinas. No hay tiempo para nada que no sea esencial. Debo concentrarme en mí, mi trabajo y mis amigos. Ya no miraré NewsHour todas las noches. Ya no prestaré atención a la política o la discusión sobre el calentamiento global… Ya no es asunto mío, pertenecen al futuro».
Sobre sus últimos meses, agregó «debo vivirlos de la forma más rica, profunda y productiva posible».
De hecho, Sacks permaneció activo hasta sus últimos días y siguió escribiendo artículos para publicaciones como The New Yorker.
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