Nuevo estudio demuestra que hay muchas más especies en peligro de extinción de lo que pensábamos

Cada vez son más las especies que escuchamos que se suman a la lista de especies en peligro de extinción por diversas causas como la contaminación, el cambio climático, la caza furtiva y el comercio ilegal o la destrucción de sus hábitats por parte del ser humano.

PUBLICIDAD

Ahora un nuevo estudio sostiene que la base de datos de especies amenazadas más respetada del mundo, está subestimando el riesgo de extinción de cientos de animales alrededor del mundo.

El estudio llevado a cabo por Natalia Ocampo-Peñuela en Suiza, sostiene que la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN) ha clasificado erróneamente las amenazas de cientos de animales, al no incorporar tecnologías como la imagen satelital y área. Por lo que se podrían estar perdiendo numerosas especies en riesgo de desaparecer.

Imagen Shutterstock

El estudio sugiere que 211 especies de aves, incluido el Colibrí de Terciopelo Púrpura, están en mayor riesgo de lo que pensábamos. El cotinga aligrís ( Tijuca condita), también denominado anambé de alas grises, está actualmente catalogado como «vulnerable» con un rango habitable de unos 3300 kilómetros cuadrados en las montañas boscosas al noreste de Río de Janeiro, Brasil. 

El pájaro solo se encuentra en elevaciones entre 1200 y 1800 metros. Pero el equipo encontró que solo unos 100 kilómetros cuadrados cumplen con el requisito de hábitat del ave. Eso cambiaría el nivel de amenaza de las aves a «en peligro crítico».

Para el estudio utilizaron información satelital detallada de elevación y cobertura forestal para evaluar hábitats adecuados. Y se llegó a la conclusión de que es necesario replantearnos cómo clasificamos a las especies en peligro.

PUBLICIDAD

La lista internacional

Imagen Shutterstock

La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales ha rastreado especies en peligro desde 1964. La lista roja asigna a las especies un nivel de amenaza según la población y los cambios en su hábitat.

Pero para los creadores de este último  estudio, el proceso de asignación tiene sus fallas debido a la falta de información geoespacial de los satélites que podrían aprovechar.

El nuevo estudio

Imagen Shutterstock

El nuevo estudio que cuestiona el método de la UICN, utilizó la información satelital y analizó 586 especies de aves de Asia, Madagascar, América del Norte y América del Sur.

Refinaron los hábitats potencialmente adecuados para cada especie de acuerdo con las elevaciones en las que esas aves prefieren vivir. Y examinaron los cambios en la cubierta forestal en esas regiones.

Sus nuevos mapas sugieren que el 43 % de las especies de aves que hoy en día no se consideran en amenaza, son en realidad más vulnerables de lo que indican las calificaciones actuales de la lista roja.

Un nuevo enfoque

Imagen Shutterstock

Los creadores del estudio sostienen que un enfoque como el que proponen (utilizando información satelital) podría ayudar a modernizar el sistema de clasificación, especialmente en los lugares del mundo en que no hay mucha información de campo.

A su vez, sostienen que la información geoespacial puede ayudar a clarificar el estado de amenaza de muchas especias, no solo aves sino también plantas o vertebrados.

PUBLICIDAD

La otra postura

Imagen Thinkstock

Por su parte, la UICN sostiene que el equipo de investigadores a cargo del estudio confundieron el criterio de la lista roja y clasificaron incorrectamente a muchas de las especies del estudio.

Stuart Butchart, jefe de ciencia en BirdLife Internacional, en Cambridge, sostiene que la UICN ha desarrollado extensivas guías y materiales de entrenamiento para impedir ese tipo de errores.

Y que todas las evaluaciones de la Lista Roja se revisan cuidadosamente antes de publicarse para garantizar que los criterios se aplican correctamente y de forma coherente.

Sin embargo, el equipo de Ocampo-Peñuela asegura que su enfoque es acertado y busca mostrarle a la UICN que la información geoespacial ya disponible mejorará la precisión de las evaluaciones de especies en riesgo de extinción.