Nuevo análisis al ADN de Ötzi, una de las momias más antiguas conocidas

Un nuevo análisis de ADN a la momia de Ötzi, una de las momias más antiguas y mejor preservadas de las que se tiene conocimiento, sugieren que varios de sus componentes no son específicamente humanos. Veamos de qué se trata.

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Ötzi, el hombre de hielo de la Edad de Cobre

Ötzi, también conocido como el Hombre de Similaun o el Hombre de Hauslabjoch, vivió entre el 3300 a. e. c., y el 3250 a. e. c., siendo la momia natural más antigua de hombre europeo de la Edad de Cobre.

Ver más: ¿Cómo vivían los Hombres de la Edad de Cobre?

Fue descubierta en 1991 por dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal, próximo a la región de Hauslabjoch, en la zona que limita con Austria e Italia, a una altitud de 3200 msnm.

Desde entonces, numerosas investigaciones, desde diversos ámbitos científicos se han realizado a partir de sus restos, conservados en un espectacular estado, en el hielo glacial de los Alpes. Sin duda alguna, un verdadero baluarte para en términos históricos, antropológicos y arqueológicos.

Imagen Wikimedia Commons

(Memorial en el lugar del hallazgo de Ötzi)

La momia habría sido de un hombre de unos 45 años de edad, 1,65 m de altura y unos 50 kg de peso. Además se ha constatado que Ötzi habría muerto como consecuencia de un ataque letal con una flecha, la cual le provocó una exanguinación, es decir por una hemorragia.

Hoy en día, sus restos y sus pertenencias están expuestas en el Museo de Arqueología del Tirol del Sur de Bolzano, en el Tirol del Sur de Italia, y los estudios no cesan.

El ADN de Ötzi y su periodontitis

Recientemente se ha dictaminado que en el ADN de Ötzi hay cosas que no son propiamente humanas, tras un análisis genético de un fragmento óseo. Los investigadores que llegaron a esta conclusión, miembros de la EURAC y la Universidad de Viena, encontraron un patógeno oportunista en una biopsia realizada con tejidos del hombre de hielo.

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El genoma de Ötzi fue decodificado de una muestra de hueso de cadera tomada de sus restos, de unos 5300 años de antigüedad (no hay que olvidarse de semejante dato). Sin embargo, la pequeña muestra, que no pesa más de 0,1 g, ha proporcionado muchísima información más.

Entre otras cosas, se encontraron evidencias de la presencia de la Treponema denticola, una bacteria altamente proteolítica, gram-negativas, móviles y anaeróbicas, un patógeno oportunista estrechamente relacionado con el desarrollo de la enfermedad periodontal.

Todo lo que hasta ahora se sabía de Ötzi, como la información en cuanto a su aspecto, ya mencionada, y su propia recreación, se ha logrado nada menos que con ese minúsculo fragmento.

Según Thomas Rattei, Profesor de Bioinformática del Departamento de Microbiología y Ciencias del Ecosistema en la Universidad de Viena: estas muestras no humanas en el ADN analizado se deriva principalmente de bacterias que normalmente viven sobre y dentro de nuestro cuerpo. Solo la interacción entre ciertas bacterias o un desequilibrio dentro de esta comunidad bacteriana puede causar ciertas enfermedades. Por lo tanto, es muy importante reconstruir y comprender la composición de la comunidad bacteriana mediante el análisis de la mezcla de ADN.

Realmente interesante, ¿no lo crees? ¿Conocías a Ötzi? ¿Tienes algún aporte para realizar sobre esta cuestión?