Noruega amenaza con quitar apoyo financiero a Brasil si no revierte la destrucción amazónica

Hay una buena noticia y una mala noticia.

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La buena es que en los últimos años, principalmente entre 2008 y 2014, la deforestación de la Selva del Amazonas en Brasil, contra la que algunos activistas vienen luchando desde hace décadas, se ha ido reduciendo consistentemente, gracias a las acciones y medidas gubernamentales, y de otros organismos no gubernamentales.

La mala noticia es que, ahora, ese fenómeno se ha frenado y revertido, y el gobierno de Michel Temer ha dado algunos pasos atrás en el esfuerzo, reduciendo las medidas de prevención, protección o combate de la deforestación.

Aunque manteniendo cierta fachada de compromiso: hace algunos días, Temer vetó un proyecto de ley que había sido aprobado por el congreso y pretendía eliminar las protecciones en un área de cerca de 600.000 hectáreas, en su mayoría pertenecientes a la selva amazónica.

El veto llegó después de una gran presión por parte de organizaciones ambientales y figuras públicas comprometidas con la causa, como, por ejemplo, la modelo Gisele Bündchen.

Pero mientras el presidente vetaba esta ley, el ministro de Medio Ambiente de Brasil, José Sarney Filho, está elaborando otro proyecto similar que se propone reducir el nivel de protección de otras áreas, que suman en total 450.000 hectáreas, con la intención de convertir estas áreas protegidas en zonas destinadas a la minería, la agricultura o la industria maderera.

Este proyecto legalizaría actividades de este tipo que se vienen realizando de manera clandestina con cada vez mayor frecuencia, y que significaron un incremento de casi 30% en los niveles de deforestación el año pasado.

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Tras esto, un representante de la organización ambiental Fondo Mundial para la Naturaleza, consideró que el veto anunciado por el presidente Temer no fue más que una farsa orientada a limpiar su imagen, y dejar una buena última impresión antes de su viaje a Noruega. Este viernes, Michel Temer se reunirá con su par de noruega, la primera ministra Erna Solberg.

Y casualmente, el gobierno de Noruega es el principal proveedor de fondos para el Amazon Fund, un organismo destinado a combatir y prevenir la deforestación de la Amazonia y gestionado por Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social del gobierno brasileño.

El gobierno noruego ha donado alrededor de $1000 millones de dólares al Amazon Fund desde 2009.

Imagen Shutterstock

En una carta destinada a su colega brasileño, el ministro de Medio Ambiente noruego valoró el «increíble avance» que ha hecho Brasil en la reducción de la deforestación en los últimos años, y el gran impacto positivo que esto ha tenido.

Pero teniendo en cuenta estos últimos acontecimientos, advirtió al gobierno de Temer.

Dijo que en 2015 y 2016 la deforestación en la Amazonia brasileña tuvo «una preocupante tendencia a crecer», y que si esto sigue así, su gobierno eliminará las donaciones al fondo de protección del Amazonas.

«Si hay siquiera un modesto incremento [en la tasa de deforestación], la donación será cero» aseguró.

Sarney Filho, destinatario de la carta, le respondió.

«Hemos hecho todo lo posible para mantener el curso de sustentabilidad con mucha determinación y voluntad política» escribió.

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Y agregó que los últimos datos preliminares apuntan a una estabilización del nivel de deforestación. Esto es, que la curva ascendente de los últimos dos años se ha detenido, aunque eso no quiere decir que esté bajando.

Este viernes, la reunión de Michel Temer con Erna Solberg en Oslo, será probablemente acompañada por protestas y manifestaciones por parte de activistas ambientales y líderes de movimientos indígenas, que consideran que las acciones del presidente brasileño son las más perjudiciales en muchos años.