Mutilación genital femenina: la historia de esta mujer demuestra que cada grano de arena de verdad cuenta

La mutilación genital femenina es una cruda tradición que ocurre en diferentes lugares del mundo. Según cifras de UNICEF, al menos 200 millones de mujeres y niñas son víctimas de esta dolorosa práctica que si no las mata, les ocasiona problemas de salud y complicaciones en el parto.

PUBLICIDAD

África es el continente con mayor víctimas de mutilación genital femenina, especialmente en Egipto, Indonesia y Etiopía.

El dolor transmutado en esperanza

Bogalech Gebre (conocida como Boge) nació en un pequeño pueblo, al sur de Etiopía, a mediados de los 50. Y como tantas otras niñas de su edad, fue mutilada a los 12 años.

Esta traumática experiencia la lleva en la piel hasta el día de hoy: el llanto de su madre y sus hermanas, las hemorragias y el dolor insoportable que casi la lleva a la muerte.

Pero el dolor de Boge no se agotó en esta terrible violación: ella perdió a dos hermanas a causa de la mutilación, una de ellas embarazada de gemelos.

Sin embargo, ni las secuelas de esta tragedia ni el conocimiento de que la realidad que enfrentaban las mujeres en su país no había cambiado impidieron que regresara, tras vivir y estudiar en Israel y Estados Unidos.

Valorando la posibilidad que tuvo de haber podido estudiar (muchas otras niñas no pudieron) y buscando cambiar la situación, Boge creó en 1997 una organización llamada KMG Etiopía, enfocada en ayudar a concretar el cambio social necesario para ponerle fin a la mutilación genital femenina.

¿Cuánto puede valer un granito de arena?

Un estudio de UNICEF en la región sur de Etiopía (donde trabaja la organización) reveló que la práctica de la ablación se había reducido un 97 %.

Junto a su organización Boge buscó revertir la realidad y lo logró. Atrás quedaron las prácticas llevadas a cabo durante la primavera etíope, en la que se celebraba la mutilación como el evento previo a las bodas.

PUBLICIDAD

Boge logró cambiar la tradición y ahora celebra que cientos de niñas tienen libertad y derecho a un cuerpo sano. Ahora cada distrito celebra las fiestas desde otra perspectiva, y las mujeres conocen sus derechos.

¿Cómo lograron cambiar una tradición tan arraigada? Apelando a la comunidad e informando a sus habitantes y reuniéndose en grupos de 50 personas, con moderadores para discutir temas relacionados a los derechos humanos, los matrimonios forzados y el impacto que tiene la mutilación genital en mujeres y niñas.

Todavía queda mucho por hacer

Si bien fue un gran avance que el Parlamento Africano haya establecido la prohibición de la mutilación genital femenina en todo el continente, Boge sabe que la ley no alcanza, es necesario que trascienda a todos los lugares de África y que los ciudadanos puedan ser partícipes del cambio.

La ONU se ha planteado como objetivo ponerle fin a la mutilación genital femenina para 2030, pero esa realidad solo será posible con más personas como Boge, que se comprometen a ayudar a su comunidad para mejorar la vida de miles de mujeres y niñas.

Sin duda alguna, la historia de Boge nos sirve para recordar que, al igual que ella, todos podemos ser generadores de cambio y aportar nuestro significativo granito de arena para crear una sociedad mejor.