El dibujante Mike Diana se convirtió en el primer artista al que se le prohibiera su arte en la historia de Estados Unidos. Todo comenzó cuando una copia de su cómic Boiled Angel #6 llegó a las manos de un oficial de las autoridades de California. Este le envió el libro a la corte del condado Pinellas en la Florida, donde Diana vivía a principios de los 90.
Mike Diana es el único artista prohibido en Estados Unidos y su historia no parece de estos tiempos

Boiled Angel, al igual que otros trabajos de Diana, presenta las imágenes y temas más repulsivos que pudiéramos imaginar. Sus gráficos exhiben genitales cortados o embarrados de excrementos, objetos religiosos satirizados, órganos fuera de los cuerpos y un sinnúmero de imágenes que reflejan la crudeza de sus historias llenas de simbolismos.

El oficial californiano encontró una similitud entre un caso de asesinatos múltiples sin resolver en la ciudad floridana de Gainesville y Boiled Angle #6 , por eso lo envió a la corte de ese lugar. Las autoridades de Pinellas inicialmente arrestaron a Diana como presunto autor de los crímenes de Gainsville y le aplican una prueba de ADN, la cual no coincidió con el ADN relacionado al caso.
Subsecuentemente, Diana fue acusado por cargos de distribución, publicación y venta de material obsceno y encarcelado sin derecho a fianza durante 4 días. Esta medida solo se le aplica a sujetos que representan un peligro inminente para la sociedad, mientras que Diana solo enfrentaba un delito menor.
El artista fue hallado culpable de los cargos de obscenidad y multado por $3 000. El juez también dictaminó más de 1 200 horas de trabajo comunitario, una clase de ética periodística, y lo más sorprendente de todo, autorizó requisas sorpresivas al material creativo de Diana sin orden previa de una corte.
Pero, ¿cuál es el límite dentro de las artes? ¿En qué punto una obra de arte deja de serlo debido a su contenido?
Esto es algo muy difícil determinar. En tiempos modernos, algunos artistas (en diferentes disciplinas) toman las rutas más escabrosas y retorcidas que podamos imaginar para expresar su arte. Ninguno de ellos ha sido condenado por hacer ejercicio de su creatividad en Estados Unidos, excepto Mike Diana.
Para que una corte encuentre un contenido obsceno, el material en cuestión debe reunir tres requisitos fundamentales establecidos como precedente en el caso Miller vs California de 1973. Si no contiene uno de estos, la corte no se puede concluir que se trata de un caso de obscenidad. Estos son:
1. Cuando una persona promedio, aplicando los estándares de la comunidad contemporánea, encontraría el contenido, en su totalidad, de interés lascivo.
2. Cuando la obra describe o muestra, en una forma patentemente ofensiva, una conducta sexual específicamente definida por la ley aplicable por el estado.
3. Cuando el trabajo, en su totalidad, carece de seriedad literaria, artistica, política o de valor científico.
En el caso de Boiled Angel, y de forma extensiva a toda la obra de Diana, la aplicación de estas reglas es muy discutible. Es difícil imaginar que una persona promedio encuentre algún tipo de sentimiento lascivo en un contenido tan grotesco. Por definición, esta palabra significa deseo sexual excesivo, lujurioso o libidinoso.
Además, argumentar que la obra de Diana carece de valor artístico o literario es una afirmación con poco sustento si tenemos en cuenta que esta contiene dibujos y textos que narran una historia que surgen de un proceso de creación que requiere cierto talento o habilidad. Es cierto que su naturaleza, e incluso su calidad, es debatible. Y es evidente que está dirigida a crear las reacciones más extremas, pero de ahí a determinar que no es arte va un gran trecho. El arte no deja de serlo por ser diferente, extremo o de mala calidad, y sus detractores tienen la opción de no consumirlo y velar que sus hijos no se expongan a él, si así lo entienden.

Las expresiones artísticas están protegidas en Estados Unidos bajo el 1st Amendment, ya que son consideradas una forma de discurso y una vía para expresar un mensaje. Este fue el argumento (sin éxito) de la defensa.
Diana se mudó a New York tiempo después del veredicto, donde terminó sus horas comunitarias y tomó la clase recomendada por la corte. Su psiquiatra, quien apenas cobro $100 por atenderlo, envió un reporte médico a la corte de Pinellas estableciendo que su cliente gozaba de buena salud mental.
A sus 49 años, Diana ha continuado creando cómics y pinturas y planea publicar una novela gráfica basada en su caso legal y cómo este ha influido su obra. The Trial of Mike Diana, un documental que recoge su caso, se encuentra actualmente en producción bajo la dirección de Frank Henenlotter.
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