Vivimos tiempos difíciles en los que pareciera que hemos perdido empatía y amor al prójimo; sin embargo, en la antigüedad existieron abominables prácticas que te harían desear regresar de inmediato al mundo actual. Los zoológicos humanos fueron una de estas horribles cosas.
Los zoológicos humanos: una de las aberraciones más grandes de la historia de la humanidad

¿Qué eran los zoológicos humanos?

Imagina salir con tus sobrinos o amigos de paseo al zoológico el fin de semana, pero en lugar de encontrar un peligroso león, una peculiar jirafa o un divertido oso panda, eres recibido por seres humanos comunes y corrientes, atados y enjaulados. Déjanos decirte que esta fue una práctica común desde el siglo XIX hasta el final de la II Guerra Mundial, principalmente en Europa.
Estas exhibiciones, también llamadas «exposiciones coloniales», tenían como fin presentar al público muestras de diferentes pueblos colonizados, sobre todo para enfatizar las diferencias físicas entre las personas.
La vergüenza de Bruselas

Uno de los episodios más odiosos de la historia en materia de degradación humana, viene justamente de la civilización que se autodenominaba como la más avanzada y culta de todas, la europea.
En 1858 se realizó en Bruselas una exposición internacional que pretendía unir lazos fraternales entre países y expresar ideas innovadoras para cambiar el mundo. El país anfitrión hizo una exhibición de distintas tribus africanas para mostrar la diversidad de culturas a nivel mundial.
Una de las repugnantes escenas de la exposición mostraba a niños entre rejas de bambú, esperando a ser alimentados por sus madres. Lo peor del caso es que fue un gran éxito, estimándose que unos 41 millones de personas pudieron «admirar» la exhibición humana sin ningún tipo de molestias o remordimientos.
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Todavía existen zoológicos humanos


En estos tiempos modernos, los zoológicos humanos aún son una realidad, pero funcionan de una manera muy distinta que en el pasado. Ya con los derechos humanos de por medio, en estos «zoos» solo se exhiben a voluntarios orgullosos de mostrar los rasgos distintivos de sus etnias.
En 2005, el London Zoo, exhibió algunos voluntarios desnudos y en 2007 un zoo de Adelaida, Australia, exhibió, como parte de un estudio, a voluntarios que simulaban el encierro de un primate durante un día.
Afortunadamente en estos tiempos, los zoológicos humanos son cuestión de orgullo para los pueblos y no una pura y simple humillación y violación de los derechos humanos más elementales.
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