Nunca nadie vio a un unicornio. O al menos no hay un registro que así lo verifique (más allá de los cuentos de viajeros). Sin embargo, los unicornios «están» con nosotros desde siempre. Y es que si bien el unicornio como animal nunca existió, fue una construcción social y artística que data de tiempos milenarios. Pero tampoco fue creado desde cero, producto de la imaginación de las personas.
Los unicornios podrían haber existido y el misterio de su origen es fascinante

De acuerdo a lo que explicó el psicólogo Benjamin Radford en el portal especializado Livescience «el unicornio no surgió completamente de la imaginación popular. Evolucionó gradualmente a partir de numerosas fuentes». Quizá la primera aproximación a este animal surgió en el siglo IV, cuando un médico registró historias que varios viajeros le contaron sobre animales salvajes, más grandes que un caballo, con piel blanca y un cuerno en la frente. El relato de los viajeros provocó que, durante mucho tiempo, se creyera que esos animales realmente existían, solo que no estaban al alcance para poder conocerlos. Por algo tantos artistas se inspiraban en ellos para crear obras de arte. «Muchos creyeron que los unicornios eran reales, pero vivían en tierras lejanas». Otros creyeron que el unicornio vivió alguna vez, pero debido a la caza se habían extinguido.

En el museo de Cluny, en Francia, un museo de arte de la Edad Media, se creó una exposición de «unicornios mágicos». Desde tapices (los 7 tapices del Unicornio, una obra de arte muy importante para la historia) hasta una escultura de marfil rojizo. Pero ¿es un cuerno de unicornio?. De acuerdo a la BBC, ese cuerno de unicornio que se expone en el Museo Cluny es en realidad un colmillo helicoidal de un narval (mamífero marino muy parecido al delfín, conocido como el unicornio marino). Los narvales machos pueden tener un «cuerno» de más de 3 metros de largo. Y, de acuerdo a la curadora de la exposición, en la Edad Media se creía que los colmillos de estos animales eran, en realidad , cuernos de unicornio. Fue allí que el mito del unicornio se volvió más real.
El animal, típico de Groenlandia, no era conocido para los europeos. Por este motivo, el comercio de los «cuernos de unicornio» se hizo popular en el viejo continente y muchos príncipes los compraron sin conocer su verdadera historia. De acuerdo a la BBC, «de manera errónea, asumieron que provenían de los Monoceros, bestia de un cuerno [...]» según el escritor romano del siglo I, Pliny the Elder. Aunque luego se descubrió que lo que él llamaba Monoceros era, en realidad, un rinoceronte.

Dibujo de unicornio, 1500.

The Unicorn is Found, tapiz que forma parte de una serie de 7 tapices que se encuentran en Nueva York.
Los cuernos de narval, en el siglo XII, fueron considerados como «maravillas de la naturaleza» que provenían de los unicornios, aunque nunca nadie había visto un animal de esos. Incluso, se llegó a creer que los unicornios sí existían pero vivían en tierras orientales, ya que se mencionaba en la Biblia.

El ataque de un unicornio, de 1400.
El mito del unicornio se siguió fomentando hasta asociar esos cuernos con la magia (por ejemplo, se creía que purificaban el agua), la sexualidad y la pureza femenina. Por ese motivo imaginamos a los unicornios como «caballos» de color blanco, ya que se asocia con la pureza.
Los cuernos de unicornio no solo se volvieron populares en la élite social europea, también en el arte. Existió una edad de oro del unicornio que se ubicó en la Edad Media tardía (siglos XIV y XV). Fue recién en el Renacimiento cuando el escepticismo por esa criatura mitológica creció. Y sobre todo, el escepticismo se centró en las propiedades curativas de esos cuernos que se habían vuelto tan populares. No obstante, en el arte seguían apareciendo de forma esporádica estos animales.

The Unicorn is in Captivity and No Longer Dead. Data de 1495-1505 y forma parte de los 7 tapices del Unicornio.

Mosaico de un piso del año 1213, en una basílica de Ravenna.
Entre 1887 y 1950, el auge de los unicornios volvió al arte de la mano de los 7 tapices adquiridos por el Museo Cluny y por el ballet que diseñó Jean Cocteau inspirados en estos tapices. Hoy en día, el unicornio sigue formando parte de la cultura de las personas. Pero ya no tanto desde el lugar del arte, sino de la cultura pop. No importa a qué lugar del mundo vayas, seguramente encontrarás algún tipo de unicornio para comprar: en prendas de vestir, para decorar el hogar, etc.

Hoy en día sabemos que los unicornios no existen. Pero su creación se fue dando por relatos, cuernos de otros animales y construcciones artísticas y sociales. No obstante, este animal mítico sigue siendo relevante para la cultura y para el arte.

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