Aunque con diferente nivel de popularidad en dependencia del país o región del mundo de que se trate, es un hecho real que hoy en día los cigarrillos electrónicos están de moda. Una de las estrategias de venta más utilizadas por las empresas que los comercializan es que estos son útiles para dejar de fumar y que son inocuos para la salud, a diferencia del tabaco real. ¿Pero hasta que punto esto es real? Conozcamos un poco más sobre los cigarrillos electrónicos.
¿Los cigarrillos electrónicos son seguros para la salud?


¿Cómo son los cigarrillos electrónicos?
Los cigarrillos electrónicos, también conocidos como ENDS (del inglés Electronic Nicotine Delivery Systems) son dispositivos, que como seguramente conocerás, tiene como función entregar a los pulmones del usuario una mezcla química sustitutiva al humo del cigarrillo tradicional. Para ello emplea un atomizador que contiene en su interior, el cual se encarga de vaporizar una solución líquida recargable.

Típicamente, este líquido interior se compone de una mezcla compuesta por propilenglicol y otros compuestos químicos, entre los que se encuentra muchas veces la nicotina en niveles diferentes de concentración. Incluso algunos presentan sabores que los hacen particularmente atractivos para un sector de la población, como por ejemplo los adolescentes y jóvenes.
¿Son dañinos los ENDS?
Según la Organización Mundial de la Salud, la seguridad de estos dispositivos no ha sido científicamente demostrada, por lo que los potenciales riesgos para la salud de los usuarios siguen siendo bastante indeterminados.
El propilenglicol, que se encuentra en concentraciones bastante notables en la mayoría de estos cigarrillos, es un compuesto que puede irritar las vías respiratorias con el paso del tiempo y el uso extendido del producto. Por otro lado, la presencia frecuente de nicotina líquida en los mismos, una de las sustancias más tóxicas del cigarro tradicional, hacen que el riesgo asociado a la presencia de esta no sea muy diferente.

Una de las cosas que preocupan a esta prestigiosa organización mundial es que muchos de los productos químicos utilizados en estos cigarrillos no han sido plenamente revelados y no hay datos suficientes sobre sus emisiones, por lo que la ilusión de seguridad que atrae a los usuarios a comprarlos no está del todo justificada.
Por otro lado, tampoco está demostrado de manera científica que sean realmente eficaces para dejar de fumar y muchas veces la publicidad que se hace en referencia a esta función e incluso otras que los venden como productos medicinales se basa en informaciones inexactas e incluso engañosas.
Prohibición del cigarrillo electrónico
Debido a las insuficiencias que te comentamos, muchos países o ciudades han restringido su uso e incluso los han prohibido. Es conocido el caso de New York, en la que a fines del año pasado se aprobó una ley que lo equipara el cigarrillo normal, por lo que se prohíbe su uso en lugares públicos como los parques, las playas, los restaurantes, los lugares de trabajo y los bares, hasta que no se demuestre realmente su inocuidad.
La Unión Europea actualmente revisa también sus normativas sobre el uso de estos dispositivos y plantea los potenciales riesgos de los mismos en particular para los niños y los no fumadores.

En conclusión, aunque no podemos ser categóricos hoy y decir que los cigarrillos electrónicos son dañinos para la salud, tampoco estamos seguros de que no lo sean a falta de pruebas científicas que lo avalen. La mejor herramienta, por lo tanto, sigue siendo dejar de fumar del todo, no solo por ser la solución más adecuada para proteger la salud del fumador, sino también la de todos los que lo rodean.
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