Es común escuchar que lo material no nos hace felices y que deberíamos llevar una vida más austera sin comprar lo que no necesitamos, pero la ciencia piensa lo contrario.
La ciencia responde: ¿Comprar cosas nos hace felices a corto o a largo plazo?


Un estudio realizado por la Universidad de British Columbia concluyó que comprar no solo nos causa satisfacción en el momento, sino que también contribuye a la felicidad a largo plazo, incluso más que las experiencias divertidas.
Es importante señalar que los investigadores no dicen que las experiencias no te hagan feliz, sino que producen distintos tipos de felicidad y el impacto de estas sobre las personas es la que hacen de las compras una más duradera.
¿Comprar realmente nos hace felices?

Un paseo al centro comercial puede ser divertido, pero una vez que notas cuánto dinero gastaste, la sonrisa se te va de la cara. El acto de adquirir lo que nos gusta es satisfactorio, pero hasta ahora se creía que esa sensación agradable duraba muy poco.
Expertos en Psicología Social y Ciencias de la Personalidad de la Universidad de British Columbia en Canadá quisieron saber qué tanto influye el comprar en nuestra felicidad a corto, mediano y largo plazo y para ello realizaron un experimento.
Los investigadores pidieron a varias personas que llevaran un registro de sus sensaciones cinco veces por día luego de haber realizado compras materiales como ropa, una patineta, perfume o gadget. Asimismo se les pidió volver a expresar sus sensaciones un mes después.
Los participantes también adquirieron y disfrutaron con compras que significaban una experiencia, como por ejemplo entradas para un concierto, ir a un spa, un viaje a esquiar, etc. Al igual que con el caso de los gastos en objetos tangibles llevaron un registro a corto, mediano y largo plazo.
Con los datos en mano los expertos pudieron comparar las reacciones y llegar a interesantes conclusiones.
Comprar objetos o experiencias, ¿qué nos hace más felices?

Los expertos de la Universidad de British Columbia analizaron todos los datos entregados por los participantes de este particular estudio que quiso comprobar o desbancar el mito acerca de qué tan felices nos hacen las compras materiales versus el gasto en experiencias.
El gastar dinero en un bien intangible como por ejemplo entradas a un concierto o ir a esquiar traía una tipo de felicidad muy intensa pero momentánea y que quedaba guardada como un recuerdo agradable. En cambio las compras materiales extendían la sensación de alegría.
Quienes compraron diversos bienes no sintieron esa felicidad intensa pero si la producían y con el paso de los días volvían a sentirla. Las compras al ser tangibles volvían a evocar la sensación de felicidad incluso pasado un mes.
Los investigadores creen que la felicidad extensa causada por compras materiales se debe tanto a la anticipación por tener un objeto como también al satisfacer un deseo y si a eso le sumamos la presión que existe por gastar dinero el hacerlo provoca satisfacción.
En conclusión el comprar un objeto no nos provoca la misma clase de felicidad que el gastar en una experiencia, siendo la segunda la que produce una felicidad más intensa, pero si logra mantenerse en el tiempo algo que no ocurre con las compras no tangibles y las cuales reviven esa sensación de felicidad cada vez que las vemos o utilizamos en un periodo que los expertos creen que podría durar dos meses o más.
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