No es novedad que los crímenes de odio se manifiestan con gran intensidad en el mundo entero. Y ahora las minorías de Estados Unidos y Canadá comparten sus experiencias de ser objeto de la discriminación y una violencia que cada vez parecen tener menos control.
¿Hasta cuándo? Las minorías y el miedo latente que viven día a día en EE. UU. y Canadá

Las minorías y aquellos que repudian los crímenes de odio expresan públicamente su fatiga respecto a la intolerancia, los incidentes racistas y la forma en la que las elecciones de Estados Unidos, y la victoria de Trump desataron un «monstruo» que atenta contra todos los derechos humanos.
Una verdadera "cacería de brujas"

Las personas están hartas de los comentarios racistas sobre refugiados e inmigrantes, la falta de aceptación de otras culturas, y lo que es peor, el deseo de hacerle daño al otro por ser diferente.
En diferentes diarios de Estados Unidos y Canadá, periodistas y anónimos optan por manifestar sus vivencias diarias, que no pasan aisladamente, que llegan hasta sus hogares y que parecen no tener freno.
Periodistas como el columnista Tarek Fatah del Toronto Sun describió esta situación como una verdadera "cacería de brujas". Por su parte, otro columnista de Canadá expresó su preocupación respecto a los saludos nazis que se desplegaron tras el triunfo de Trump.
La discriminación, el racismo, la intolerancia y los hechos de violencia, son una realidad, suceden más seguido de lo que queremos admitir y están marcando un camino por el que no deberíamos seguir.
Un profundo miedo con fundamento

Es completamente natural que las minorías estén asustadas, con temor a lo que pasará con sus vidas. Hace años que deben enfrentar actos fóbicos, comentarios xenofóbicos y que nadie vele por sus derechos, pero ahora esta incomprensión se ha agudizado, en la medida en que líderes políticos del mundo como Trump validan esta injusticia.
Tanto en Estados Unidos como en Canadá, las minorías deben tolerar insultos, graffitis en sinagogas y amenazas casi a diario. Como nunca antes, estos grupos ven sus miedos hacerse realidad: son vulnerables en los autobuses, en sus iglesias y hasta en sus propios hogares.

En tan solo unas semanas:
- Una mujer fue acosada verbalmente en un banco de Toronto con comentarios racistas.
- Una mujer usando hiyab en la estación Edmonton LRT fue amenazada por un hombre que llevaba una soga.
- Pintaron esvásticas con spray en las sinagogas de Ottawa y se encontraron carteles racistas en un callejón en Regina, que preocuparon a los residentes locales.
No pasa por que las personas estén hipersensibles, como algunos aseguran: la violencia y los crímenes de odio son más reales que nunca y si no se hace algo al respecto desatarán un horror todavía mayor.
Las cifras lo demuestran

Un estudio publicado en el Journal Studies in Conflict & Terrorism en febrero, describe la existencia de un movimiento extremista derechista en Canadá. Algunos miembros hicieron amenazas públicas muy reales y llevaron a cabo actos aleatorios de violencia, mientras que otros atacaron específicamente a los musulmanes, judíos, afroamericanos, aborígenes y personas LGBT.
Lo que genera incertidumbre entre las minorías es que la naturaleza de estos actos son impredecibles. Para Barbara Perry, autora del estudio, nadie sabe cuándo esos extremistas van a actuar.

Y en Estados Unidos, la situación no parece ser mejor. Las estadísticas del FBI de 2015 aseguran un aumento del 6 % en los crímenes de odio reportados (y hay cientos que no se reportan). Las víctimas incluyen judíos, afroamericanos y personas LGBT. En esta misma línea, los crímenes de odio contra los musulmanes aumentaron en un 67 %.
¿No estamos discriminando al decir que las minorías están hipersensibles? Claro que lo están y tienen todo derecho a estarlo: si bien hay muchas personas que se manifiestan en contra de los crímenes de odio y buscan fomentar la tolerancia, las minorías se sienten poco respaldadas incluso por sus gobiernos.
Ellas viven diariamente temiendo por su vida. Debería ser prioridad para todos tratar de revertir esta situación, incentivar el respeto y la tolerancia, y evitar vivir en la ignorancia de una realidad que crece cada día más y que asusta.
Esta no es la sociedad que yo quiero, ¿y tú?






