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El budismo y la paz de Luang Prabang

Publicado 10 Sep 2007 – 07:43 AM EDT | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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En Laos, dentro de un ambiente geográfico pintoresco por donde se lo mire, a 700 metros sobre el nivel del mar se irgue majestuosa la joya de Indochina: Luang Prabang. La mítica ciudad se aloja en la confluencia de los ríos Mekong y Nam Khan, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1995.

El Mekong zigzaguea entre las montañas que habitan sus costados con un color marrón que contrasta deliciosamente con el verde que puebla todo el entorno. Este río tiene una riquísima historia que ha tenido como protagonistas a los franceses durante la época colonial, quienes lo utilizaban como ruta para acceder a Luang Prabang. Zarpando desde Tailandia y navegando por el Mekong, se accede a Luang Prabang en un trayecto que dura dos días y que masajea los ojos del turista con vistas increíbles y con paisajes incomparables.

En Luang Prabang fascinan tanto sus entornos como su arquitectura. Convertida al budismo en 1512, la ciudad alberga 50 templos y monasterios budistas, lo cual la convierte en una ciudad santa. Una de las atracciones más famosas de la ciudad es una estatua de oro macizo que representa un Buda erguido, en contraste con la prototípica imagen de Buda que todos conocemos, sentado y en fase meditativa. Esta paradigmática estatua fue un regalo del emperador Khmer de Cambodia al rey de Luang Prabang, Visounarat, cuando se convirtió al budismo, y de la cual nace el nombre de la ciudad (Luang Pra Bang significa "Gran Buda Estilizado").

En tanto ciudad santa y capital religiosa del reino de Laos, el principal atractivo de Luang Prabang son sus templos y monasterios. El Vat Xiengthong se ubica en la confluencia de los ríos Nam Khan y Mekong, y es el templo más bonito del reino. El Vat Visounarath es también muy atractivo, es el templo más antiguo de la ciudad, y el amante del turismo religioso no debe obviar su visita. Si se asciende al monte Phousi se alcanza una vista entera de la ciudad. El ascenso al monte se realiza mediante el ascenso por 328 escalones, y sus laderas están plagadas de templos que también son dignos de visita.

En Luang Prabang la vida transcurre tranquila. Los monjes se pasean de mañana, y es cotidiano ver ofrendas a Buda de creyentes que aspiran a encontrar el Nirvana en una típica ceremonia llamada Binthabat. Todo el ambiente que se respira en la ciudad amerita la contemplación en silencio, descansando en la aceptable oferta de alojamiento que Luang Prabang tiene para ofrecer, y disfrutando del folklore que rodea su arte culinario.

Aquí todo es descanso, todo es cultura. Todo se asocia para que el turista no actúe, sólo disponga de paciencia, amor por lo bello y disposición a relajarse.

Via | El mundo

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