A pesar de las ganas de crecer y desarrollarse profesionalmente, las mujeres iraníes no se encuentran amparadas por la ley, ya que la mayor parte de la legislación vigente las discrimina e interfiere con su derecho a trabajar.
Discriminación laboral y de género: la dura realidad de las mujeres en Irán
Por:Univision
Un reporte de Human Rights Watch examina la postura discriminatoria del sistema legal de Irán y sus insuficientes protecciones de los derechos de las mujeres que enfrentan obstáculos para poder acceder al mercado laboral.
Discriminación injustificada
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Las mujeres iraníes están más que preparadas y en las últimas décadas se han convertido en la mitad de los graduados universitarios del país. Sin embargo, las últimas estadísticas (de marzo de 2016 a marzo de 2017) demuestran que solo el 14,9 % de las mujeres están en el mercado laboral contra un 64,1 % de los hombres. A su vez, la tasa de desempleo para las mujeres es de 20,7 %, el doble que para los hombres.
Estas cifras llevan a organizaciones como Human Right Watch a preocuparse por la discriminación que enfrentan las mujeres que están calificadas para acceder al mercado laboral de forma igualitaria.
Si bien las autoridades han comenzado a generar conciencia sobre esta problemática, hay muchas barreras que excluyen a las mujeres de la fuerza laboral y que deberían eliminarse.
La ley a favor de un género
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El código civil de Irán representa una fuente de discriminación legal contra las mujeres en la fuerza de trabajo. Primero porque considera al esposo como jefe del hogar y, como tal, le otorga control sobre las opciones económicas de su esposa, incluido el derecho a impedir que su esposa trabaje en ciertas condiciones.
Incluso durante los procedimientos de un tribunal de divorcio, los esposos pueden obtener ventaja acusando a sus esposas de trabajar sin consentimiento o en trabajos que ellos consideran inadecuados.
A su vez, el hecho de que la ley requiera el permiso del esposo para que las mujeres casadas puedan obtener el pasaporte, también influye en la búsqueda de trabajo, dado que es poco probable que contraten a mujeres para trabajos que requieran viajes extensos.
En lo que respecta a la seguridad social, las mujeres que trabajan también se ven discriminadas ya que tienen que probar que su marido está desempleado, que es el único guardián de los hijos o que tiene una discapacidad para poder obtener los beneficios familiares.
Si bien la ley prohíbe la discriminación contra mujeres en el lugar de trabajo, esto no se aplica a la contratación o promoción, lo que deriva en anuncios de ofertas de empleos discriminatorios y que las mujeres sean excluidas de puestos técnicos y gerenciales.
Tanto en el sector público como en el privado, las mujeres de Irán son conscientes de que tienen menos posibilidades que los hombres.
Obstáculos en el trabajo por ser «mujer»
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Sumado a toda la discriminación que viven las mujeres para obtener trabajo o ser consideradas candidatas potenciales, la ley tampoco las ampara a la hora de exigir que se cumplan sus derechos laborales.
Más de 48.000 mujeres han perdido su trabajo tras usar su licencia por maternidad. A su vez, no hay políticas para prevenir el acoso laboral e incluso se les exigen códigos de vestimenta discriminatorios.
Frente a esta realidad, las mujeres no pueden hacer absolutamente nada y ven cómo sus derechos son vulnerados y descuidados.
Ni voz ni voto
Las mujeres tampoco cuentan con representación en la toma de decisiones, ya que las mujeres ocupan solo el 5,8 % del Parlamento. Por su parte, el Consejo de Guardianes, el cuerpo de juristas islámicos que examina candidatos para las elecciones, ha rechazado a todas las mujeres que han querido presentarse a la presidencia.
Como vemos, la mujer iraní es víctima de la desigualdad en el ámbito laboral, pero también en todas las esferas de su existencia. ¿Qué podemos hacer nosotros que estamos tan lejos? Pues, conocer su realidad es el primer paso para seguir avanzando hacia la igualdad.
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