A raíz del cierre de los nightclubs Bassiani y Café Gallery, miles de personas salieron a las calles a protestar a las afueras del Parlamento de Georgia, ex Unión Soviética, para exigir la renuncia del primer ministro Giorgi Kvirikashvili y del ministro del Interior Giorgi Gakharia.
Bailar no es un delito: así triunfó el derecho a divertirse en un país conservador

Carteles con frases como « Bailar no es un delito» o «No me golpees, baila conmigo» marcaron presencia en la manifestación multitudinaria. Y no fue una manifestación cualquiera. Los participantes protestaron de una forma muy especial. Con un DJ en vivo, convirtieron el centro de la capital, Tbilisi, en una verdadera fiesta. ¡Mira los videos!
Demonstration proceeds in front of the Georgian Parliament where protesters dance to electronic music after yesterday's raid on nightclubs #Bassiani #tbilisi pic.twitter.com/mgBAQhOatf
— OC Media (@OCMediaorg) May 12, 2018
¿Qué pasó en Georgia?
En mayo de 2018, dos redadas policiales irrumpieron en Bassiani y Café Gallery, los clubes más importantes de la escena de la música electrónica en Tbilisi, capital de Georgia, país que integró la extinta Unión Soviética.
Según informó el diario británico The Guardian, la policía irrumpió en las discotecas como parte de una operación antinarcóticos después de la muerte de 5 jóvenes que se cree, consumieron drogas en estos lugares. Sin embargo, por el momento no se ha confirmado ninguna relación entre las muertes con las fiestas en Bassiani y Cafe Gallery.
La música electrónica y la política en Georgia

Por más que las conocidas raves estén comúnmente asociadas con el consumo de estupefacientes, lo cierto es que estos clubes funcionan como templos de tolerancia a la comunidad LGBT, con un ambiente libre y progresista. Esta escena musical contrasta con su país conservador, donde existe un creciente movimiento militante de partidos de extrema derecha, nacionalistas, xenófobos y homofóbicos.
Ante la multitudinaria manifestación repleta de música electrónica, los grupos de extrema derecha convocaron ese mismo día una contramanifestación y se dirigieron al Parlamento de forma violenta, ya que consideran que estos clubs son lugares de depravación sexual y abuso de drogas.
La fiesta triunfó en Georgia
La manifestación pacífica, sin embargo, triunfó: Bassiani y Café Gallery volvieron a abrir. Además, el primer ministro se comprometió a investigar la brutalidad policial y se disculpó por los eventos que tuvieron lugar durante las redadas policiales.

Esta multitudinaria manifestación no solo logró que los clubs volvieran a abrir sus puertas, sino también demostró que está naciendo un verdadero movimiento cultural contra la represión y ultraderecha de Georgia. Al parecer, la fiesta y la lucha nunca terminan.
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