La violencia de género y la violación tanto física como verbal a las mujeres es una lamentable realidad en el mundo entero. Y Sudáfrica no es la excepción: sus estadísticas son tan alarmantes que ha sido necesario plantear un debate nacional acerca de la «cultura de la violación», entendida como el conjunto de creencias que incita la agresión sexual y apoya la violencia contra las mujeres. Se presenta cuando la sociedad normaliza la violencia sexualizada.
Así es como las mujeres se resisten a la cultura de violación en Sudáfrica

En Sudáfrica, la cultura de la violación es un hecho y ha generado que muchas mujeres opten por alzar su voz ante la injusticia y la falta de respaldo.
Falta de apoyo a las sobrevivientes

En mayo de 2006, el vicepresidente sudafricano Jacob Zuma fue absuelto por violación. Miles de sus partidarios (hombres y mujeres) apoyaron al hombre que luego se convertiría en presidente.
Pero un grupo de 20 mujeres vestidas con camisetas púrpuras marcaban el contraste con los colores amarillo, verde y negro del partido gobernante del Congreso Nacional Africano. Estas mujeres estaban allí demostrando apoyo y solidaridad con Fezekile Ntsukela Kuzwayo quien acusaba a Zuma de violación.
Tanto Kuzwayo como quienes la apoyaban habían sido víctimas de amenazas diarias y, cuando finalmente llegó el fallo, tuvieron que defenderse de las provocaciones violentas, quitarse las camisetas y regresar a casa. Fue un día que recuerdan como triste para todas las mujeres y sobrevivientes, así como para la justicia en general.
Como si eso fuera poco, a los días y meses siguientes del fallo del tribunal, las amenazas se intensificaron al punto de que la casa de su madre fue incendiada. Con temor por su vida y la de sus seres queridos, Kuzwayo abandonó Sudáfrica junto a su madre y recibió asilo en los Países Bajos.
Las alarmantes cifras
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La injusta historia de Kuzwayo fue lo que impulsó la formación de la organización Una en Nueve, que recibe su nombre gracias a un triste dato: de cada nueve mujeres que son violadas en Sudáfrica y solo una denuncia la violación.
Estas cifras no sorprenden si consideramos las represalias que enfrentan las mujeres cuando deciden contar su verdad.
Ahora, más de una década después de esa historia, las estadísticas de violación siguen alarmando. Las cifras policiales para 2015 y 2016 registraron 51 895 delitos sexuales, de los cuales la mayoría fue clasificada como violación. Hablamos de 58 violaciones por día (e incluso se estima que las cifras reales son aún mayores).
Un apoyo necesario

La organización Una en Nueve reúne a 400 miembros comprometidos a tomar posición contra la violencia sexual. Tiene sede en Johannesburgo y se encuentra financiada por donantes europeos tanto públicos como privados.
Desde sus inicios, la organización ha pedido al gobierno que cambiara la ley y también ha demostrado su apoyo a las sobrevivientes de violación buscando concientizar sobre la falta de entendimiento acerca de las problemáticas de las mujeres y la violencia sexual en el país.
Como sostiene una de los miembros de la organización, para las mujeres pobres, trabajadoras y de color, la democracia no significa mucho. No pueden defenderse, ni son respaldadas por las leyes o incluso por la sociedad en general. En este último sentido, tanto la sociedad como los medios tienden a culpar a la víctima sin analizar por qué sucede la violencia sexual o quién es el responsable.
Si bien sus progresos pueden ser lentos, la organización Una en Nueve, con la ayuda de otras organizaciones han abierto el debate público, pero por sobre todo les han podido transmitir a las víctimas que no están solas, y que tienen derecho a contar su versión de la historia y hacer valer sus derechos.
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