Cada vez son más las mujeres que ingresan al mercado laboral, ya sea porque completaron sus estudios e inician una carrera afín o porque tienen la necesidad de incrementar los ingresos económicos de su hogar. Pero trabajar fuera de casa tiene un costo para las mujeres y su relación de pareja, el que en apariencia solo algunos hombres están dispuestos a afrontar.
¿Trabajar fuera de casa incrementa la posibilidad de ruptura en una relación?

Ser dos quienes aportan a la economía del hogar parece ser beneficioso para la relación, pues los gastos se dividen y la carga financiera no abruma a uno solo. De hecho, un estudio reciente indica que las parejas donde ambos integrantes trabajan fuera de casa, no están vinculadas a las tasas más altas de divorcios.
Para obtener los datos necesarios, la profesora de sociología de la Universidad de Harvard Alexandra Killewald, comparó los datos de más de 6300 parejas entrevistadas entre los años 1968 al 2013. Lo que halló fue que los problemas financieros no fueron la principal causa de divorcio sino un aspecto de la convivencia.
Trabajo remunerado vs. No remunerado

Antes de los 70, la mayoría de las tareas del hogar eran realizadas por la mujer, mientras que el hombre trabajaba y era el principal sostén económico. Las cosas cambiaron a mediados de los 70, pues la mujer comenzó a trabajar fuera de su casa sin dejar el trabajo no remunerado de ocuparse de las tareas domésticas, y sin compartir esto último con el esposo. En ese tiempo, ese tipo de parejas eran las que más se separaban.
En la actualidad, la situación volvió a cambiar porque los roles en la pareja están más equilibrados, ambos realizan su trabajo y también las labores del hogar. Al respecto, Killewald dice: "En general, los hombres parecen estar contribuyendo un poco más que antes en las tareas del hogar, y ahora se pueden sentir más apreciados por sus esposas”. De esto podemos inferir que gracias al equilibrio de las tareas del hogar, las separaciones han disminuido.
El estudio tiene un papel importante para disipar la teoría de que las mujeres que trabajan fuera del hogar perjudican el matrimonio. Killewald agrega que "El hecho de que las tasas de divorcio aumentaron durante la segunda mitad del siglo 20 al mismo tiempo que las mujeres comenzaban a trabajar, ha llevado a cierta especulación de que la estabilidad en la pareja ha disminuido, porque las mujeres ya no necesitan casarse para tener seguridad financiera" y agrega que "mis resultados no sugieren ninguna razón de ese tipo".
Entonces ¿qué hizo que las separaciones y divorcios aumentaran a partir de 1976? La respuesta es simple: la educación de los hombres. Muchos no soportan la idea de no ser el único sostén de la pareja y no les gusta estar fuera de lo que el estereotipo social impone.
Pero por fortuna, cada día más hombres comprenden que nosotras también tenemos derecho a sentirnos realizadas en el ámbito laboral, y que los cuidados de la casa y de los hijos no deben recaer solo en manos de las mujeres, pues ellos también tienen responsabilidades al respecto. Ojalá que esto continúe y que la tasa de divorcios o separaciones por este tema sea cada vez menor.








