Su nombre es Princess y era una perrita callejera hasta el día que, por seguir a mi papá, llegó a mi casa y mi familia decidió adoptarla. Desde ese momento ella se convirtió en la alegría de mis hermanas, en parte fundamental de nuestras vidas y en una de las razones por las que yo soy feliz.
7 motivos por los que amo a mi perrita con todo el corazón

Tener una compañera de vida como Princess no tiene precio, desde el día que la conocí hasta ahora no ha hecho más que darme motivos para amarla (y no sé por qué presiento que si tienes una perrita o perrito te vas a identificar conmigo).
#1 Me escucha cuando estoy triste
Cuando estoy triste y no tengo a nadie con quien platicar, ella siempre está para mí y escucha atenta todo lo que le digo (qué pena que aún no puedo entender el idioma perruno).
#2 Hace “fiesta” cuando llego a mi casa
Apenas abro la puerta de la casa, Princess comienza a ladrar y se acerca a mí para acariciarme (o así lo siento yo). Después de no verme todo el día, es lógico.
#3 Es divertida siempre
Princess no sabe muchos trucos (esas cosas como ir por la pelota y así), pero sí sabe cómo divertirse con sus croquetas y bailar con mi mamá o hermanas cuando hay música.

#4 Deja que la abrace cuando tengo miedo
Esto no es normal, pero qué le vamos a hacer. Princess se deja abrazar por mí cuando estamos viendo películas de terror y yo muero de miedo. Ella sabe que yo no tolero eso.
#5 Cuida de mí cuando estamos solas
Cuando me quedo sola en casa, ella es la que está al pendiente de cualquier ruido o cosa extraña que suceda (sobre todo por las noches) para avisarme. Es la mejor cuidadora.
#6 Es valiente y no se rinde
Aunque, afortunadamente, Princess no se ha enfermado gravemente, cuando sucedió fue muy valiente y no se rindió (ella es la muestra de que estando enferma también se puede).

#7 Nos ama por sobre todas las cosas
El amor de mi familia es sin duda mi más grande motor, Princess es parte de ella y el cariño que me demuestra a cada instante me hace amarla. Cuando ella está, la soledad no existe.
Mi Princess es la mejor perrita del mundo (y con estas razones me quedé corta). ¡He dicho!







