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Situaciones en las que se dice NO a la lactancia materna

Todos sabemos de la importancia de la lactancia materna desde los primeros minutos de vida, y desde el principio del embarazo nos enseñan cómo hacer para que la lactancia sea más prolongada y beneficiosa, tanto para el bebé como para la mamá.

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Pero existen situaciones determinadas en las que una mamá no puede amamantar al niño. En estos casos el médico pondera más los posibles riesgos que pueda sufrir el bebé, sobre los tantos beneficios que tiene la lactancia, por esto siempre es importante seguir el consejo del médico de confianza.

Si bien son situaciones puntuales que ocurren a la madre, cada caso es particular y existen alternativas que pueden prevenir los riesgos, por ejemplo utilizando medicamentos que no tienen componentes que se transmitan con la leche, o extrayendo la leche del pecho a determinadas horas del día para evitar la concentración de medicamento en la leche.

Repitiendo una vez más que los beneficios de la lactancia son inmejorables, tanto para la madre como para el bebé, nombraremos las pocas situaciones en las que se recomienda la interrupción de la lactancia, pero recuerda, que esta es información general y que siempre tienes que seguir el consejo del médico.

¿Cuándo NO se debe amamantar?

El VIH (SIDA) es una de las enfermedades que complica la lactancia, ya que existe la posibilidad de transmitir la enfermedad, sea por la leche o por las posibles lesiones que puedan producirse en el pecho.

La Leucemia, en este caso las células T que son las causantes de esta enfermedad y algunos linfomas se pasa al niño con la leche.

Aunque son dos condiciones graves y complejas, algunos médicos aseguran que ambas enfermedades pueden ser neutralizadas congelando la leche materna antes de dársela al bebé.

Una de las situaciones que sí excluye la lactancia directa es el citomegalovirus, que puede enfermar el sistema nervioso del bebé. Si una madre posee este virus en su organismo, debe pasteurizar su leche, congelarla y luego ofrecerla al niño, a menos que exista la posibilidad de conseguir excelentes leches sustitutas.

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La galactosemia es la que excluye todo tipo de lactancia materna, ya que es la imposibilidad del organismo para convertir en glucosa la galactosa (proteína de la leche). En estos casos el bebé debe recibir leche especial sin esta proteína.

Lo mismo sucede con la deficiencia primaria congénita de lactasa y la fenilcetonuria, una grave pero rara enfermedad en la que el organismo no metaboliza el aminoácido fenilalanina provocando serios trastornos metales.

Para las mamás con enfermedades respiratorias graves como la tuberculosis, no está contraindicada la lactancia, ni siquiera cuando la madre está medicada. Lo que si se tiene que prevenir es el contagio por aire, con barbijos o mascarillas.

Si quieres más consejos para amamantar al bebé sigue en nuestra sección Lactancia materna. Aquí encontrarás mucha más información y sugerencias para esta especial etapa de la maternidad.