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Mi hijo no quiere ir a la escuela: ¿qué hacer?

Existen diversas alternativas para lograr que nuestro hijo quiera a la escuela, pese a que en ocasiones se empeñe en no asistir y la tarea de convencerlo se torne un pasadizo secreto y sin salida. Lo más importante, antes de ponernos en la tarea de motivarlo a ir a la escuela es saber por qué no quiere ir a la escuela. Veamos algunas de las razones más frecuentes por las que un niño no quiere asistir a la escuela.

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¿Por qué mi hijo no quiere ir a la escuela?

Relaciones familiares

Generalmente, cuando siente que la presencia de alguno de sus hermanos opaca la suya. Otra de las posibilidades puede ser la relación con sus padres, especialmente cuando están intentando separarse. En todo caso, lo que buscan es llamar la atención y de esta manera manifestar su inconformismo frente a la situación.

Relaciones con los compañeros de la escuela

Esta suele ser una de las razones más frecuentes, las dificultades al relacionarse o de mantener una amistad pueden provocar en nuestro hijo que prefiera aislarse antes de intentar socializar. Asegúrate que tu niño no esté siendo víctima de bullying.

Dificultades en el aprendizaje

Tanto a nuestros hijos como a nosotros se nos dificulta asimilar y aprender ciertos temas. La vergüenza de aceptar que no se entiende o la dificultad para expresar las dudas que tiene puede ser la razón por la cual nuestro hijo no quiera asistir.

Los horarios

El hecho de levantarse temprano o de cumplir un horario puede ser, además de una situación nueva, difícil de entender, especialmente cuando antes de entrar a la escuela su única preocupación era jugar.

¿Qué hacer si mi hijo no quiere ir a la escuela?

El diálogo en estos casos es fundamental, poder comunicarnos facilita nuestra tarea de convencerlo de ir a la escuela, sobre todo porque esto nos va a permitir saber cuál es la razón por la cual prefiere no ir y nos va a orientar para saber cómo podemos actuar.

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Una vez conocida la causa, podemos intentar mediar con ellos, de alguna manera: negociar, generando nuevos incentivos para que asista sin problemas; por ejemplo, si va cuatro días a la escuela de los cinco que debe ir, puede tener una salida especial durante el fin de semana y si asiste los cinco el premio puede ser mayor. Esta es una solución temporal, siempre la cuestión de fondo se soluciona con el diálogo.

Otra alternativa que también funciona es hablando con los docentes o asistentes sociales de la institución. Hay que tener en cuenta que ellos tienen la experiencia y conocen diferentes casos en los que los chicos prefieren no ir a la escuela y saben cómo actuar.