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Luego de ser mamás, ya nunca más pensaremos primero en nosotras por estas razones

Es increíble como el tener un hijo nos hace cambiar nuestras prioridades, y es que ¡dejamos de ser una prioridad para nosotras mismas! La maternidad nos cambia la vida y a nosotras, transforma nuestro modo de pensar y nuestras motivaciones. 

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¿Cuándo fue la última vez que fuiste de compras solo para ti? Como esta hay otras situaciones que cambiaron para siempre...

Ya no piensas primero en ti

Si tienes que ir a la peluquería, primero pensarás si tu hijo/a necesita un corte de pelo. Si quieres ir al gimnasio, primero pensarás si tienes tiempo para hacerlo y si tu hijo estará bien atendido en tu ausencia. Si necesitas comprar ropa para ti, primero le comprarás a tu hijo y con el dinero que sobre del presupuesto mirarás para ti. La alimentación familiar no depende de lo que te gusta sino de qué debe comer tu hijo para estar sano.

Estos son tan solo unos ejemplos de muchas rutinas diarias que cambiaron con la llegada de un tu hijo, ¿verdad? Estoy segura que sabes de qué hablo.

Ver también: Cosas que son incompatibles con la maternidad

Los días te parecen más cortos

24 horas tiene el día, aunque desde que eres mamá te parece que alguien le ha quitado horas, a todas las mamás nos pasa lo mismo.

¡Hay tantas cosas que hacer en casa! Preparar la comida, asear la casa, lavar la ropa, entretener a los niños...  parece que las horas del día no alcanza. ¿Será falta de organización? Quizá debas planificar mejor tu día y dormir más, ¡que el cansancio no pueda contigo!

Imagen thinkstock

Tu cuerpo nada tiene que ver con la figura que tenías

Hay algunas mujeres cuya genética les ayuda, y también están aquellas cuyo  dinero les permitió  reafirmar su cuerpo después de ser madres, pero la gran mayoría de las madres sufrimos la transformación de nuestro cuerpo después del embarazo.

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Aunque ya no tienes la pancita de embarazada, tus caderas se ensancharon y tus pechos quedaron un tanto caídos... tu cuerpo ya no es el mismo después del embarazo. Tienes un cuerpo distinto, pero es tu cuerpo y gracias a el te has convertido en madre, ¡ámalo! 

No sales sin corrector de ojeras (o sin gafas)

Es posible que antes de ser madre no utilizaras nunca el corrector de ojeras, pero sin darte cuenta se ha convertido en tu mejor amigo. Antes un corrector de ojeras te caducaba, ¡ahora tienes que comprar uno nuevo cada mes! Es que las noches en vela pasan factura...

Imagen thinkstock

No sabes cómo lo haces, pero lo consigues

No sabes cómo tienes la menta atenta a tu trabajo, a las tareas de la casa y a cuidar de tu hijo, pero lo consigues. Hay veces que los días son tan caóticos que quieres echarte a llorar, pero de un modo u otro consigues hacer todo. La energía de madre es tu mejor aliada.

La organización es tu aliada

Es posible que tiempo atrás (cuando no eras madre) la organización no fuese una de tus prioridades, pero ahora sin una buena organización no puedes cumplir con todas tus responsabilidades. Tienes que compaginar vida familia + vida laboral + tiempo para ti + descanso + tiempo de calidad para tus hijos... ¡sin organización es imposible! Así que ahora las agendas y los calendarios se convierten en tus acompañantes fieles.

¿Qué más cosas y situaciones te demuestran que tu vida como madre ha cambiado totalmente?

Seguir leyendo: Lo que las madres dicen acerca de la maternidad