En el nacimiento de un bebé pueden estar mezcladas muchas emociones intensas. Dentro de esta montaña rusa emocional puede aparecer la depresión posparto. Además de que muchas madres recientes experimentan una tristeza después del parto (que puede durar hasta dos semanas), algunas siguen de un humor predominantemente triste durante meses.
El sexo de tu bebé puede incidir en las posibilidades de desarrollar depresión posparto, según estudio


¿Qué es la depresión posparto?

La depresión posparto, explica la Mayo Clinic, no es un defecto de la personalidad ni una debilidad; es una enfermedad mental que no discrimina y puede afectar a cualquier mujer, tenga o no una predisposición a la depresión, la ansiedad o el estrés.
Lo que sí tiene es sus factores de riesgo. Por ejemplo, un embarazo o parto complicados pueden dejar a la mujer agotada tanto física como mentalmente. Mientras el cuerpo se recupera del evento traumático que le significó el parto, puede surgir una enfermedad mental.

Algunos de los síntomas de la depresión posparto incluyen cambios de humor importantes, llanto excesivo, alejamiento de los familiares o los amigos, dificultad para entablar una relación con el bebé, apetito y sueño irregulares, fatiga, pérdida del entusiasmo, irritabilidad, sentimientos de inutilidad, vergüenza, culpa o incompetencia respecto del hecho de ser madre y, además, puede que la madre llegue al punto en que aparezcan pensamientos sobre lastimarse a sí misma o a su bebé.
La madre que tiene una depresión posparto, a pesar de lo que ella misma crea, no es una mala madre; simplemente está atravesando una complicación de salud que dejó traer una nueva vida a este mundo.
El sexo del bebé puede aumentar tu riesgo de depresión posparto

Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, tener un bebé varón puede incrementar las posibilidades de depresión posparto. Este estudio ha perfeccionado otro realizado en 2007, que, sin embargo, no tuvo en cuenta factores que podrían haber incidido en la depresión. Si bien el estudio anterior se basaba en la preferencia de la madre por el sexo de su bebé, el último toma como eje un factor biológico: la inflamación causada por el sexo del bebé.
«La investigación indica que el entorno inmune materno difiere según el sexo fetal, dado que las mujeres que llevan fetos masculinos muestran un incremento en los marcadores proinflamatorios», comienza uno de los párrafos introductorios del estudio. En él, se procesaron los datos de 296 mujeres que habían tenido 651 partos. De acuerdo con los datos recolectados, tener un bebé varón aumenta las probabilidades de depresión posparto en un 71 a 79 %: una cifra que no debería pasar desapercibida.

Los investigadores sugieren vincular el sexo del bebé con la inflamación a nivel corporal. El estudio se basó en un conjunto grande de investigaciones que relacionan la respuesta inflamatoria del organismo con la depresión, aunque ellos mismos no pudieron comprobar, a través de sus datos, si esta relación era cierta para los casos investigados.
Si este vínculo se comprobara con más investigaciones, sería conveniente tomar medidas para prevenir tanto la depresión posparto como la preparto, en la que, naturalmente, no interviene el factor de riesgo de un parto complicado, un aspecto ampliamente tomado en cuenta. Es más: en este estudio, tener un bebé varón y pasar por trauma físico durante el parto incrementó un 166 % las probabilidades de depresión posparto.

Fuera de la cultura occidental, se ha encontrado una relación opuesta en la incidencia del sexo del bebé en este tipo de depresión. En varias culturas (el estudio pone el ejemplo de las culturas india, nigeriana, turca y china) el deseo de tener un bebé varón es predominante, sea por razones religiosas, de tradición o incluso económicas.
«En esas situaciones, se podría plantear la hipótesis de que el nacimiento de una hija puede estar asociado con una inflamación [...] debida al estrés psicosocial, que supera a la inflamación por la gestación de un [feto] masculino», es la explicación de los autores del estudio.

Si bien queda indocumentada una posible preferencia por hijas en las madres que participaron del estudio, los resultados parecen ser bastante consistentes. Esto no quiere decir que todas las madres que vayan a tener un bebé varón tengan que sí o sí pasar por la depresión posparto, pero sugiere que, en caso de saberse el sexo del bebé, se pueden tomar medidas preventivas para controlar la inflamación y, por tanto, disminuir el riesgo de depresión.
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