Lifestyle

Cómo hablarles a las niñas sobre su cuerpo

Mi hija mayor, de 9 años, está experimentando un (para mí) acelerado cambio en su cuerpo.

PUBLICIDAD

Empezó cerrando casi los 8 años cuando me dijo que sentía un bultito en uno de sus senos y que le molestaba el roce de la ropa.

La revisé y sí, tenía la aureola del pezón hinchada. Como para mí es casi una bebé, me alarmé porque confieso soy súper aprehensiva con los temas de salud y siempre imagino horribles escenarios.

Corriendo me metí a internet y la mayor parte de artículos apuntaban al comienzo del desarrollo, también a otros síntomas de unas enfermedades que ni quiero recordar porque no dormí de solo pensar lo peor como buena paranoica que soy.

Imagen Thinkstock

La llevé a la pediatra que me dijo que se trataba de lo que llaman el “ button breast”, es decir que sus senos estaban preparándose para desarrollar y que muy probablemente en los próximos meses ocurriría lo mismo con el otro.

Respiré aliviada de que no sea algo peor, pero, mi hija de 8 años ¿ya estaba desarrollándose?, ¿me estaban diciendo que en poco tiempo le saldrían vellos y le bajaría la menstruación?, si es una niña, me dije, hace poco estaba en mis brazos (aquí fue donde aterricé abruptamente en la realidad).

Pues los meses me dieron la respuesta y sí, luego saltó el otro botón, al poco tiempo el vello público y la frente con granitos.

Los cambios en su cuerpo

Imagen Thinkstock


La doctora nos explicó a las dos que todo esto era normal, que algunos niños desarrollaban antes que otros y con esa tónica hemos seguido en casa paso de su desarrollo.

Al comienzo ella se mostraba despreocupada pero poco a poco es más consciente de los cambios de su cuerpo, ha aparecido el pudor y la defensa de su privacidad.

PUBLICIDAD

Todo esto lo vamos comentando, siempre siguiendo el principio de que es natural, evitando las comparaciones con otras niñas y procurando de que no sienta vergüenza (esto no es fácil).

Cuando yo fui niña el desarrollo era un tema casi tabú y la regla una vergüenza que debía solaparse para que mis compañeros de colegio mixto no se dieran cuenta de que llevabas las toallas higiénicas en la mochila.

Imagen Thinkstock

Yo le cuento estas anécdotas a mi hija para que no sienta el desconcierto que yo sentí sino que entienda de que su cuerpo es un regalo, que cambia porque está vivo y lo único que quiero es que aprenda a amarlo, cuidarlo, y sobre todo, respetarlo.

Ahora nuestras conversaciones giran sobre la menstruación, que será el siguiente paso (que se demore, por favor), aunque ella no quiera, aunque yo quiera detener el tiempo o estirarlo para que este momento dure eternamente porque en ese cuerpo que se está convirtiendo en el de una mujer todavía está mi bebé.