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Cómo ayudar a mi hijo con dislexia

La dislexia afecta a 10 de cada 100 niños, y aunque resulta aún algo desconocida para muchos, empieza a ganar peso para poder empezar a ayudar a estos niños a mejorar en sus aprendizajes. Cosa que hasta no hace mucho se les castigaba y se les creía incapaces, atacando a su autoestima que se veía gravemente afectada.

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No se puede diagnosticar hasta que el niño llega a la edad de la lectoescritura, siendo entre los cinco y los ocho años. Cuando un niño presenta claros signos de dificultad para aprender, sobre todo en la lectura y en la escritura es cuando se debe empezar a sospechar, y sobre todo, se debe descartar la dislexia. Han habido niños diagnosticados con retraso en el aprendizaje o incluso mental, y lo único que padecían era dislexia. Si se diagnostica mal a un niño, no se le ayuda como necesita, empeorando así su situación. 

La dislexia y el fracaso escolar

Cuando se presenta en fracaso escolar y los padres se piensan que sus hijos son unos vagos que no quieren aprender, ¡imagina como se debe sentir ese niño disléxico que no comprenden! La frustración que puede llegar a sentir ese niño puede incluso acabar en depresión y por ello hay que ayudarles a mejorar en su aprendizaje, que será diferente, pero se consiguen muchas mejoras respetando su ritmo.

¿Cómo ayudar a mi hijo disléxico?

Si ya sabes que tu hijo tiene dislexia y está diagnosticada por un profesional, te daré algunos consejos para que puedas ayudarle desde casa a mejorar en su aprendizaje y lo que es más importante, a que siga teniendo confianza en sí mismo y en sus capacidades. 

Recuerda que no sólo la escuela o los especialistas deben ayudar a la mejora en tu hijo, el trabajo principal se encuentra en casa, contigo a su lado.

- Busca toda la información que puedas sobre la dislexia para poder entender de qué trata exactamente.

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- Ten una actitud positiva hacia el aprendizaje de tu hijo, ya que sólo requiere un ritmo y una enseñanza diferente. Coordínate con el profesional que le atiende así como con sus maestros.

- Busca un lugar tranquilo para ayudar a tu hijo con los deberes. Que sea siempre el mismo y que esté ordenado y bien estructurado.

- Haz un plan de estudio en el que se incluyan descansos entre tiempos de trabajo. Respeta sus descansos pero mientras se estudia que no haya ningún tipo de distractor.

- Deja que pregunte todo lo que necesite. Eso es bueno, significa que quiere saber. Debes asegurarte que entiende bien las instrucciones y qué debe hacer en su tarea antes de seguir. Además repítele todo lo que sea necesario hasta que entienda tu explicación.

- No le compares nunca con sus compañeros de clase o hermanos. Recuerda que él es otra persona y tiene otro tipo de aprendizaje.

- No le castigues, ni amenaces ni tampoco le supliques para que mejore su rendimiento en la escuela. Sólo conseguirías empeorar su autoestima y que vuestra confianza salga dañada. 

- Elogia sus progresos y sus esfuerzos. Recuerda que su esfuerzo es coraje, enfrentarse a la dislexia y decidir aprender y continuar  es un acto de valentía que debe ser elogiado.

- Apoya a tu hijo emocionalmente. Déjale claro que aunque las notas no sean del todo buenas, lo que valoráis de él es su esfuerzo. Mientras le veáis esforzarse y luchar por mejorar todo estará bien.

- Motívale para la lectura con libros que sean de su interés. Con letra grande y con ilustraciones es una buena opción.

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- Dile que te lea un texto que le guste, sin hacerlo deprisa y fijándose en el texto y en su significado, es decir, comprendiendo lo que lee. Cuando haya acabado pregúntale sobre el texto para saber si lo ha entendido. No le corrijas mientras lee, hazle entender que a pesar de sus dificultades es capaz de superarse.

Recuerda que mantener una buena coordinación con la escuela y los profesionales que le atienden es esencial para el buen desarrollo de tu hijo. Mantén la esperanza y el buen humor. Que tu hijo tenga dislexia no es motivo para sentirse enfadado, confía en las posibilidades de tu hijo.