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Alcoholismo y afectaciones de la familia

A veces los niños viven con un padre que bebe demasiado y se ven afectados constantemente por los cambios de humor y la agresividad que ello genera. Si es difícil lidiar con los alcohólicos siendo adultos, ya podemos imaginarnos cómo lo será para una persona que todavía no tiene los recursos de personalidad para entender por qué un ser tan querido se comporta del modo en que lo hace.

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El alcoholismo es una enfermedad, como otra cualquiera. No todas las personas están expuestas a los riesgos de ser alcohólico de igual manera, pues en su origen influyen aspectos genéticos y otros como la historia familiar y las vivencias que se hayan tenido en la vida. Sin embargo, lo que empieza siendo un hábito social ―beber una copa de vez en vez― puede convertirse en una adicción muy grande.

Imagen Thinkstock

Los niños que viven con padres alcohólicos por lo general sienten vergüenza y enojo, entre otras emociones. Muchas veces deben cuidar de sus hermanos, pues los padres van dejando día a día de enfrentar las responsabilidades que les tocan. Por otra parte, es posible que los padres en las crisis más severas terminen abusando física o psicológicamente de sus hijos.

Contra toda expectativa, este tipo de niños ama mucho a sus padres y no desea que nada malo les suceda, así que se esfuerza por lograr que paren de beber. Pero como mismo nadie es responsable de que el otro sea un alcohólico, tampoco se puede detener la adicción ajena. Es un proceso complejo que sólo con ayuda profesional puede ser resuelto.

Los adultos alcohólicos deben saber que la única manera de detener la afectación que están provocando en sus familias, es sumarse a un grupo de apoyo donde además de recibir atención por la enfermedad, encontrarán ayuda psicológica, y económica en ocasiones, para sus hijos. Lo que pueda hacerse en el presente garantizará que en el futuro estos niños no repitan la misma historia de sus padres.