Por Honorina Cartagena
Edwing D’Angelo se abrió su propio espacio en Nueva York
Este diseñador colombiano empezó desde abajo y ahora la capital de la moda es suya.


El mejor modelo, maniquí o vitrina que puede tener el diseñador colombiano Edwing D’Angelo es él mismo. Con frecuencia, cuando va por la calle o está en una reunión o fiesta, alguien le pregunta dónde compró la camisa, el pantalón o el saco que lleva puesto.
Confeccionarse a sí mismo
Hacerse su propia ropa o ‘recrear’ la que compra fue, en parte, lo que "salvó" a este colombiano de 37 años de ser hoy un abogado aplicado. Estaba listo para entrar a la Brooklyn Law School, cuando su hermana menor le pidió que le diseñara el vestido para su Prom Dance. “ Busqué la tela, la corté al ojo y quedó divino, todas las amigas se lo admiraron. En ese momento decidí que no quería ser abogado sino diseñador”.
Con esto se llenó aún más de motivos para retomar en serio ese camino que intuyó de niño, cuando en su Buenaventura natal, un puerto en la costa Pacífica colombiana, jugaba a vestir sus soldaditos de plástico con pétalos rojos de las cayenas y los papeles plateados de las cajetillas de cigarrillos de su abuela, María Antonia Carolis Ortiz. Ella fue la que se encargó de él mientras sus padres buscaban una mejor fortuna en Estados Unidos junto a sus hermanos mayores. Por eso su mamá Sara soñaba con que él se convirtiera en un profesional con un título "serio" y no lo apoyó inicialmente en su idea de ser diseñador de modas.
Primero para mujeres, después para todos
Ese estilo es el que ha llamado la atención de celebridades como Tyra Banks, Vivica A. Fox, Lil’ Kim, Nelly, Sean Paul, Mo’Nique, Wendy Williams, Sessile López, entre otros, que han llevado sus diseños.
Con su originalidad y talento se ha hecho un campo en el mundo de la moda desde las tiendas que ha tenido en Harlem, barrio en el que vive desde hace 17 años, y con las colecciones que presenta cada temporada en el marco de la Semana de la Moda de Nueva York.
“Harlem es un sitio de mucho color y calor humano, estás en New York pero no te sientes en la selva de cemento. Eres neoyorquino, pero es más tranquilo; no hay que producirse para ir a comprar el pan”.
La labor con el gobierno
Su éxito y empuje fue lo que motivó a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y su programa de integración social, económica y política para afrodescendientes e indígenas, que lo invitó a protagonizar la pasarela Somos color, que presentó en Bogotá en septiembre con su colección titulada "Liberté, Égalité, Modernité". Luego viajó a Cartagena para reunirse con más de 150 jóvenes afrodescendientes de barrios vulnerables en el Centro de Formación para el Trabajo (Acceso) para contar su experiencia.
“Ahora entiendo este compromiso que tengo con los afros colombianos. Mi historia fue como la de mucho de ellos, de carencias, y Dios me dio la oportunidad de crecer en una industria que supuestamente no era para mí. El mensaje que le puedo dar a estos jóvenes es que si crees en ti mismo puedes crecer, y a la sociedad, que podemos ser inclusivos".
Esta colección la presentó también en Nueva York y es la que ahora mismo tiene en su tienda en internet y en su atelier, en el que recibe a los clientes exclusivos y celebridades para hacerles prendas a la medida.














