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Si platicas con tus seres queridos que ya fallecieron estás cuidando tu salud mental

El duelo de perder a un ser querido no es nada fácil. A pesar de ser una respuesta normal y saludable que tiene la mente ante una pérdida, no deja de ser complicada, abrumadora y llena de emociones.

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Este proceso es diferente para todos: mientras que unas personas se sienten cómodas visitando las tumbas de sus seres queridos, hay quienes prefieren escribir un mensaje en el muro de Facebook de aquellos que ya no están.

Según la Dra. Alison Forti, profesora asistente en el Departamento de Asesoramiento de la Universidad Wake Forest es de gran utilidad hablar en voz alta a un ser querido que ha fallecido: esto puede ayudar, inicialmente, a que la pérdida se asimile de una forma más amigable y realista.

De igual forma, si días, semanas o meses posteriores a la pérdida sientes que su presencia está contigo es completamente normal. A menudo, esto sucede como un mecanismo de defensa en el que el cerebro se aferra a los recuerdos que aún prevalecen para seguir manteniendo a esa persona en nuestros pensamientos.

Otro ejercicio propuesto por la Dra. Sherrie Campbell, y que puede servir para que el duelo no sea tan complicado, es escribir una carta a un ser querido fallecido que contenga cualquier pensamiento final que se hubiera quedado pendiente o que la persona en cuestión necesite decir para sentirse más tranquilo.

La Dr. Campbell hace hincapié en la necesidad del ser humano de dejar ir y no cargar con todo aquello que pudo haberse dicho pero que no pasó. Escribir una carta representa una buena opción en caso de que hayan quedado asuntos inconclusos o bien, se busque algún medio de consuelo que implique externar emociones, como la terapia psicológica.

En cualquier caso, hay que tener presente que todo el mundo pasa por un proceso de duelo diferente. Por ejemplo, hay quienes no quieren detenerse a pensar en la pérdida y deciden seguir con su vida, mientras que otros tratan de buscar vías para superar más fácilmente el deceso, dándole prioridad a su salud emocional.

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Ambos procesos son buenos y válidos, es cuestión de que encuentres el que te dé más tranquilidad.

¿Te gustaría intentarlo? Cuéntanos en los comentarios.

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