Quienes no viven recordando el pasado o añorando lo que ya no tienen, están pensando en todo lo que podrían lograr en el futuro. Y eso muchas veces trae infelicidad.
Si desde hace tiempo buscas dónde está la felicidad, este corto tiene la respuesta
Si nos concentramos en este instante presente, nos damos cuenta de que estar bien es una elección diaria. Cuando nos sentimos agobiados o atrapados en una rutina es porque no logramos ver eso.
Esto es lo que este cortometraje, llamado Destino, nos enseña: vivir en el presente, disfrutar cada momento.
El personaje sigue una rutina diaria, la cantidad de relojes en su casa marca el tiempo de la rutina, aquella de la que no puede escapar. Muere, pero al morir vuelve y ve la misma escena repetidas veces, haciendo todo lo posible por impedir su fatídico destino. Lo único que logró impedirle la muerte fue la ruptura de uno de sus relojes. En ese momento el tiempo se detuvo y pudo prestar atención a un hermoso paisaje a través de las nubes.
Nuestras acciones cotidianas determinan nuestro destino, pero ese destino es modificable, porque cómo decidimos vivir es una elección diaria. Cuando nos olvidamos del reloj y de las acciones repetidas por costumbre somos más capaces de apreciar hermosos detalles cotidianos: la sonrisa de un extraño al pasar, una flor hermosa, el resplandor del sol en nuestro rostro. Ahí es donde somos felices, en ese bello instante presente.
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