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Qué es la cirrosis hepática

La cirrosis hepática es una enfermedad por la que el hígado deja de funcionar parcial o totalmente. Puede desencadenarse por enfermedades como la hepatitis que le infligen un daño irreversible. Esto supone un problema de salud muy serio, pues el hígado se encarga de desempeñar muchas funciones vitales, como la desintoxicación y limpieza de la sangre y la producción de nutrientes vitales. 

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Causas de la cirrosis hepática

La cirrosis se produce cuando el hígado es dañado por largos períodos de tiempo y comienza a formarse en él tejido cicatricial. Y es que cada vez que el hígado es lastimado, él intenta repararse. Pero a medida que el tejido cicatricial comienza a expanderse, el funcionamiento del hígado empeora. 

Algunos de los factores que pueden dañar al hígado son:

  • El alcoholismo
  • La hepatitis B y C
  • La acumulación de grasa en el hígado 
  • El endurecimiento de los conductos biliares

Una vez detectada la cirrosis, para tratarla es imprescindible determinar su causa. Solo de esta manera se podrá impedir que el hígado siga siendo lastimado.

Imagen Thinkstock

Síntomas de la cirrosis hepática

La cirrosis comienza a manifestarse cuando el daño del hígado ya es importante. Los síntomas son:

  • Fatiga
  • Sangrados frecuentes
  • Moretones
  • Picazón en la piel
  • Piel y ojos amarillos
  • Hinchazón abdominal y en las piernas
  • Pérdida de apetito y de peso

Tratamiento para la cirrosis hepática

Como ya hemos mencionado, el tratamiento estará sujeto a la causa de la cirrosis. En última instancia, su principal objetivo será enlentecer la progresión del tejido cicatricial, y prevenir y atenuar los síntomas. Si el daño es severo, puede ser necesaria la hospitalización. 

Estos son los rasgos más importantes de le cirrosis hepática. Si estás experimentando algunos de estos síntomas, consulta a tu médico: él sabrá indicarte el mejor tratamiento a seguir.