El kéfir, al igual que el yogurt, se elabora a partir de leche fermentada, aunque también se puede hacer con agua. Tiene una textura espesa, es refrescante, tiene un sabor que puede ser más o menos ácido y ligeramente gasificado. Las propiedades del kéfir para la salud son muchas.
Propiedades del kéfir

Mejora la capacidad de asimilación de los alimentos, regula el tránsito intestinal, fortalece las defensas frente a infecciones virales y bacterianas, reduce el colesterol y el riesgo de sufrir cáncer de colon.
Es la leche fermentada de mayor antigüedad que existe. Es originario de las zonas montañosas del Cáucaso y sus valiosísimas propiedades para la salud quedan en evidencia al comprobarse la longevidad que tienen los pueblos que tradicionalmente consumen kéfir desde hace miles de años.
La acción de las bacterias y la levadura que se encuentran presentes en el kéfir naturalmente tienen la capacidad de incrementar el valor biológico de la leche, producen la síntesis de vitaminas del complejo B, siendo por esto una fuente importante de potasio, fósforo. Calcio y vitaminas. Se restablece y equilibra la flora intestinal ya que es un alimento probiótico y previene un gran numero de enfermedades. Ayuda a sintetizar el ácido láctico, reduciendo la lactosa y facilitando la digestibilidad de la leche.
El kéfir puede usarse para combatir catarros, enfermedades del estomago, para regular la presión arterial, inflamaciones del intestino y del hígado, problemas biliares, enfermedades de la vejiga y de las vías respiratorias. Es muy bueno para trastornos nerviosos, úlceras internas, esclerosis, anemia, leucemia, alergias, eccemas y diarrea.
También es recomendable para las embarazadas. Refuerza sus defensas y alivia el estreñimiento, uno de los problemas típicos que el embarazo suele traer. Para obtener estos efectos terapéuticos se deben tomar grandes cantidades de kéfir, un litro diario en la mayoría de los casos.









