Lifestyle

Porque cada acción importa, conoce la leyenda del niño y la estrella de mar

Quizás más de una vez te ha pasado que dejas de hacer algo porque sientes que no hará un cambio sustancial. Y lo que pasa realmente cuando ese pensamiento se hace costumbre es que nunca suceden cambios. Cada día es único y especial y cada día suceden cosas que no se repiten.

PUBLICIDAD

Piensa en eso y piensa entonces que cada acción que hagas es única, y sobre todo no subestimes el poder de las pequeñas acciones, tan simples como dar una sonrisa, saludar o cantar tu canción favorita mientras caminas.

Me he cansado de escuchar “yo no puedo cambiar el mundo”, pero sin embargo esas personas pueden pasar horas conversando sobre lo interesante que resultó una película, no temen bailar ni besarse en público, caminan descalzos para sentir el pasto.

Y pienso que es maravilloso porque, por ejemplo, cuando alguien me ve caminando bajo la lluvia sonriendo sin preocuparme por mojarme le llama la atención, y eso quizás haga que se anime a hacerlo y disfrutar de algo que jamás se había atrevido a disfrutar. Con el ejemplo estamos cambiando y todo puede ser un gran dominó…

Y vale la alegría intentarlo, porque vale ser alegría y no pena.

La leyenda del niño y la estrella de mar me la contaron cuando era pequeña y me recuerda que los pequeños actos pueden hacer una diferencia en sí mismos.

Imagen Thinkstock

El niño y la estrella de mar

Como cada mañana, el hombre se despertó y bajó a pasear por la playa. A diferencia de otros días la orilla estaba repleta de miles de estrellas de mar que se extendían a lo largo de toda la costa. Pensó que ese curioso fenómeno sería consecuencia del mal tiempo y el viento de los últimos días. Se sintió triste por todas aquellas pequeñas criaturas. Sabía que las estrellas de mar tan sólo viven 5 minutos fuera del agua.

PUBLICIDAD

El hombre continuó caminando absorto en sus pensamientos. De repente se encontró con un niño pequeño que corría de un lado a otro de la arena. Tenía la cara sudorosa y los pantalones remangados. ¿Qué estás haciendo? – Le preguntó el hombre –. Estoy devolviendo las estrellas al mar, – contestó el niño – Juntó todas las que puedo y las lanzo más allá de la rompiente para que no vuelvan de nuevo a la arena.

Ya veo  – contestó el hombre – pero tu esfuerzo no tiene sentido. Vengo caminando desde muy lejos y hay miles de estrellas ancladas en la arena. Quizá millones. Podrás salvar a unas pocas pero la inmensa mayoría morirá y todo tu esfuerzo no habrá servido para nada. No tiene sentido lo que haces.

El niño sorprendido le mostró una pequeña estrella que escondía en la palma de su mano y antes de lanzarla al océano le dijo al hombre: “Para esta sí que tiene sentido”.

Imagen Shutterstock

Si crees en lo que haces ¿qué tanto importa la opinión de los demás? Y sobre todo no se debería subestimar el poder de los pequeños actos cotidianos.

>>  4 hábitos que te ayudarán a sentirte motivado ¡y con energía!