Casi todos los años hay en los Premios Oscar una de esas películas que parecen haber sido nominadas simplemente porque queda bien que así sea, porque cumple con ciertos requisitos inevitables e imposibles de ignorar para la Academia. Una película directa y segura, que entrega exactamente lo que se espera de ella.
Las «figuras ocultas» de la NASA, que llegaron a Hollywood

En los Premios Oscar 2017 esa película es Hidden Figures, conocida en español como Talentos Ocultos.
Se trata de la historia de tres mujeres negras que a principios de la década del 60, cuando todavía existía la segregación racial y campeaba el racismo y el sexismo manifiesto, lograron abrirse camino y hacer historia en un ámbito impensado para mujeres y vedado para alguien de raza negra: científicas de la NASA.
Si bien en el clima político actual, y especialmente en el ámbito de Hollywood, hacer una película que reivindica figuras femeninas y negras resulta algo complaciente y hasta intelectualmente perezoso (mostrando además las formas más anacrónicas de racismo y sexismo, desligándolas de problemáticas contemporáneas), al menos la película tiene el mérito de haber llevado al gran público esta historia no tan conocida y realmente excepcional de tres mujeres admirables, cuya historia real se enmarca en el contexto de una sociedad que históricamente ha relegado el papel de la mujer y de los negros.
El racismo de los 60

La película está situada en 1961 y con el fin de simplificar la trama y hacerla más efectiva traslada a este año diferentes acontecimientos que históricamente ocurrieron en diferentes períodos y a lo largo de varios años.
Nos muestra que en los comienzos de la NASA había todo un equipo de mujeres negras que se ocupaban exclusivamente de realizar cálculos matemáticos, como respaldo del trabajo de ingenieros y otros superiores más prestigiosos. El típico trabajo engorroso pero necesario que nadie quiere hacer.
Se puede suponer que para todas estas mujeres, en plena Guerra Fría y en el auge de la carrera espacial, trabajar en la NASA les daba un relativo estatus social, muy endeble en esos tiempos, pero aún así privilegiado respecto a otras congéneres de su raza.
De hecho, una de las primeras escenas de la película, en la que las tres protagonistas se encuentran con un oficial de policía, evidencia este aspecto: el oficial es primero hostil al ver a estas mujeres, pero cuando le informan que trabajan en la NASA con el propósito de vencer a los rusos, el oficial cambia completamente de actitud y les ofrece ayuda.
Es una suerte de comienzo engañoso, que sugiere que pese a las tensiones raciales de la época, las protagonistas han logrado estar por fuera de ellas gracias a su importante trabajo. Sin embargo, en el ámbito específico de la NASA, en ese lugar de trabajo, todas ellas son completamente ignoradas o despreciadas.
Trabajan en una suerte de sótano, alejadas del resto de los empleados, y como exigían las reglas de segregación, también tenían baños separados y comían en lugares alejados de los demás.
Cuando necesariamente tienen que interactuar con otros colegas blancos, son humilladas y menospreciadas, tratadas literalmente como si fueran sirvientas, cuando sus capacidades y su intelecto estaba a la altura (o por encima) de muchos de los más renombrados hombres blancos del lugar.
¿Cómo hacer para triunfar profesionalmente en este contexto?
La película se centra en Katherine Johnson, una matemática brillante, Mary Jackson, que aspiraba a convertirse en ingeniera, y Dorothy Vaughan, supervisora del grupo de mujeres calculadoras.
Cada una de ellas tiene su arco en la película, que nos muestra cómo lograron superar las barreras raciales, imponerse a la humillación y el desprecio y demostrar al mundo de todo lo que eran capaces, hasta el punto de convertirse en objeto de una película hollywoodense medio siglo después.
Katherine Johnson

Katherine Johnson ( Taraji P. Henson) es la que se roba el protagonismo en la película, debido a que sus circunstancias, su capacidad y su trabajo fueron los más excepcionales.
Katherine fue temporalmente asignada a un grupo de trabajo exclusivamente formado por hombres, todos blancos, científicos e ingenieros.
Llegó allí inicialmente por su conocimiento de geometría analítica, pero terminó quedando en ese puesto de manera indefinida debido a que rápidamente demostró que era capaz de realizar los cálculos más complejos relativos a trayectorias de vuelo espacial, con asombrosa facilidad y con fórmulas y ecuaciones que ni siquiera el más experimentado de los ingenieros que trabajaban con ella había logrado descifrar.
También gracias a su decisión de simplemente ignorar las restricciones impuestas, exigiendo, por ejemplo, estar presente en las reuniones editoriales con los altos mandos de la NASA, lugar en el que ninguna mujer había estado antes, o encargándose por su propia cuenta de cálculos que nadie le había pedido, y que nadie siquiera suponía que era capaz de hacerlos.
Katherine Johnson se convirtió en la más confiable y experta en su área de trabajo y, más tarde, realizó los cálculos que permitieron a los Estados Unidos poner a su primer hombre en el espacio, y también los de las famosas misiones Apolo, incluyendo la que llevó al hombre a la luna.

Katherine Johnson en la NASA, en 1966
Mary Jackson

Mary Jackson ( Janelle Monáe), por su parte, es retratada en la película como la más joven y por tanto la más extrovertida y rebelde, la más vehemente en su afán por desafiar las reglas establecidas.
Su sueño era ser ingeniera, y tenía evidente capacidad para ello (durante un experimento nota una falla técnica que nadie había percibido) pero nadie pensaba que esto fuera siquiera posible.
Y de hecho, era en la práctica imposible, ya que no había una escuela de ingeniería que aceptara estudiantes de raza negra.
Así que Mary decide presentarse ante un juez y reclamar su derecho a asistir a clases de ingeniería, y, según la película, lo convence apelando al valor histórico de su decisión: será el juez que permitió a asistir por primera vez a una persona de raza negra a un curso exclusivo para blancos.
Mary Jackson se convirtió entonces en la primera ingeniera negra de la NASA.

Mary Jackson en el NASA Langley Research Center, 1980
Dorothy Vaughan

Por último, la película nos cuenta la historia de Dorothy Vaughan ( Octavia Spencer), una mujer que está encargada de todo el grupo de mujeres negras que trabajan en el sótano, al que comanda con solvencia y generosidad, realizando tareas de supervisión pero sin ser oficialmente reconocida como tal ni recibir el salario acorde a dicha tarea.
Su principal obstáculo es su superior, una mujer blanca evidentemente racista, interpretada por Kirsten Dunst en la película, que no considera necesario reconocerle sus méritos.
Sin embargo, cuando llega a la NASA la primera gran computadora IBM, que amenaza con dejar sin trabajo a todas estas mujeres que realizaban cálculos manuales, Vaughan se adelanta al resto, razonando lógicamente que por más que haya una máquina que haga los cálculos, tiene que haber personas que manejen e interpreten estos datos.
Así, de manera visionaria, se ocupa de aprender, escondida en un área prohibida para ella, cómo funciona y se opera la novedosa computadora, y enseñar a todo su equipo de mujeres a hacerlo.
Así, cuando se estableció todo un departamento de computación, Vaughan se convirtió en la primera supervisora negra de la NASA, al mando de un numeroso equipo de mujeres (y después también hombres).

Dorothy Vaughan
La historia inspiradora de Katherine Johnson, Mary Jackson y Dorothy Vaughan está anclada en el no aceptar las injusticias impuestas, y tener el valor de hacer algo para derribarlas, aún ante la mirada atónita, el rechazo o incluso el desprecio de los creadores de esas injusticias o los que las consideran dadas, naturales e inamovibles.
Hoy en día es fácil ver lo indignante e inhumano de la segregación, el racismo y el sexismo de hace 50 años, pero aunque estos triunfos personales e individuales son extraordinarios y abrieron la brecha para cambios significativos, el desafío sigue siendo el de identificar las barreras que siguen estando y hacer algo para superarlas.








