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La inspiradora historia del enfermero que le canta a sus pacientes

La historia de Gastón Posse nos deja una gran lección: la música tiene un enorme poder.

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Él es un cantante del mundo de la movida tropical -hasta compuso el tema Deja de llorar de El Polaco- pero su vida cambió de rumbo cuando empezó a estudiar enfermería.

Todo comenzó en su primer año de prácticas en el Hospital de Avellaneda: una señora se rehusaba a ser atendida por estudiantes, pero él decidió no quedarse con los brazos cruzados y le cantó una canción.

Gastón está convencido de que  la música tiene un gran poder terapéutico. De hecho, fue tal la empatía que logró con la paciente, que decidió que iba seguir el mismo camino con todos sus pacientes.

Mucha gente necesita esa palabra de aliento, un cantante, un recitador, alguien de la iglesia. En los dos o tres minutos que dura la canción, es como que la gente se olvidó de para qué estaba ahí.

Una persona mayor que se encontraba internada le pidió la canción Nostalgias: «Le encantó, me apretó la mano fuerte. Era una paciente a la que nadie visitaba y me di cuenta de que aplicando lo que había estudiado hace mucho tiempo y con lo que me gano la vida, es mucho más fácil ver a los pacientes».

La historia de Gastón Posse nos deja una gran lección: la música no es solo letras y acordes, es una forma de llegar a las personas, de alegrar y de ayudar a sanar.

Él comprendió que no solo podía ayudar a las personas a través de su profesión como enfermero, sino que también podía hacerlo con el corazón a través de sus canciones.