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Historias alternativas: Historia de la Biorretroalimentación

No es ninguna novedad que hoy en día dependemos de las técnicas de relajación para sentirnos bien y controlar nuestros niveles de estrés. Las vidas agitadas que llevamos nos causan malestares como el estrés y la ansiedad, y técnicas como la visualización, el yoga o la meditación destacan por el efecto reductor que tienen sobre ellas. La biorretroalimentación es una técnica que va en este sentido, y a pesar de que probablemente nunca hayas oído hablar de ella, la misma goza de bastante popularidad dentro de las terapias alternativas.

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Hoy haremos una recorrida a lo largo de la historia de la biorretroalimentación (también llamada bioautorregulación y biofeedback en inglés), repasando sus orígenes y fundamentos. Pero antes de ello debemos enfocarnos en lo central para lograr comprender de qué se trata esta maravillosa terapia: ¿qué es la biorretroalimentación?

El fundamento de la biorretroalimentación consiste en controlar los impulsos naturales del organismo de forma voluntaria y consciente. Mediante técnicas de relajación y visualización, el paciente consigue relajar sus funciones corporales con la ayuda de los terapeutas, concentrándose básicamente en los siguientes indicadores de las funciones del cuerpo:

  • Presión arterial
  • Ondas cerebrales
  • Respiración
  • Frecuencia cardíaca
  • Tensión muscular
  • Conductividad cutánea de electricidad
  • Temperatura de la piel
Imagen Wikimedia

La biorretroalimentación opera asistida del terapeuta, quien mide estas funciones del cuerpo del paciente a la vez que lo somete a situaciones de tensión o de relajación. De esta manera se estudia como las mismas repercuten sobre los indicadores, para que el paciente consiga por sí mismo alterar en beneficio propio las funciones que conspiran en contra de su salud.

La biorretroalimentación es capaz de mejorar un sinfín de condiciones, pero en general se la utiliza para combatir ansiedad e insomnio producidos muchas veces por el estrés, las jaquecas, migrañas y cefaleas tensionales y la incontinencia urinaria.

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Este concepto tan moderno de terapia alternativa no podía no estar ligado al siglo XX. La historia de la biorretroalimentación comienza gracias al trabajo del alemán J.H. Schultz en la primera mitad del siglo XX, quien desarrolló la técnica de Entrenamiento Autógeno. Esta consistía en que el terapeuta le diera instrucciones verbales al paciente para que pudiera relajarse y que ello repercutiera sobre su estado fisiológico.

Mientras Schultz trabajaba de esta manera en Alemania, en los Estados Unidos Edmund Jacobson desarrolló en la década de 1930 la técnica de Relajación Muscular Progresiva, que consistía en un entrenamiento para reducir la tensión muscular y relajarse a través de una serie de actividades musculares. El efecto final de la misma buscaba reducir la tensión y las causas del estrés y otros síntomas.

Estas experiencias actuaron como una suerte de experiencia fundadora en lo referente a la biorretroalimentación, y hacia la década de los setenta la terapia fue cobrando forma, incorporando herramientas tecnológicas para un correcto diagnóstico y perfeccionando sus técnicas.

Imagen Wikimedia

Fue en 1969 cuando la palabra “biofeedback” se utilizó por primera vez, incorporando las enseñanzas independientes de Schultz y Jacobson para conformar un cuerpo medicinal alternativo completo inspirado ahora en nuevas herramientas provenientes de la medicina oriental.

En concreto, los pioneros de la biorretroalimentación tal como la conocemos hoy, se interesaron por la capacidad de monjes y yoguís del continente asiático, quienes a partir de estrategias de relajación, concentración y despersonalización conseguían soportar días sin comer y controlar sus impulsos respiratorios, frecuencia cardíaca y ciclos de sueño, sólo con el poder de su mente.

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Esto inspiró a los impulsores del biofeedback, quienes aprendieron nuevas técnicas de estos gurús. Observando su capacidad para controlar su presión sanguínea, frecuencia cardíaca o la temperatura de sus extremidades, aprendieron nuevas estrategias para aplicarlas en sus pacientes.

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Hoy en día la biorretroalimentación es una terapia alternativa muy común en varios países, y diversas clínicas la integran a sus tratamientos debido a su popularidad en exponencial crecimiento. De todos modos, todavía no cuenta con el apoyo de la medicina convencional, y aunque existen muchísimos testimonios de pacientes que se han beneficiado de ella, hay que reconocer que no tiene el nivel de aprobación del que gozan terapias como la acupuntura o la homeopatía.